PENSAMIENTOS SOBRE LA COMPASIÓN
XVII

No existe un solo momento en el que algún ser no esté sufriendo sobre este planeta. Y ante esta triste certeza sólo puedo guardar silencio y orar por él ante el trono del Altísimo. Quiero creer que cuando yo no puedo hacer nada sino orar a Dios, se despierta la compasión en otros que sí pueden aliviar el sufrimiento.

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Dios mío, si te pido para mí, no me lo concedas; si te pido con algún atisbo de egoísmo, no me lo concedas; pero si es la compasión la que mueve mi plegaria, no dejes de escucharme, oh fuente de infinito Amor.

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El Ser es el centro de toda la creación y la consciencia el rayo que nos conecta con dicho centro.

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Siempre que me enfrento a cualquier sistema de pensamiento, sea filosófico, político o religioso, sólo merece mi consideración cuando resiste el agua regia de la no-violencia.

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Los que critican y difunden prejuicios son cobardes violentos que utilizan como revólver la mente de los demás.

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¿Para qué queremos ir a otros planetas si aquí nos sobran guerras, miseria y crueldad?

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Vivir sencillamente, practicando la compasión y aportando lo mejor de ti a la humanidad, porque todos somos uno. Éste es el sentido de la vida.

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Las matanzas rituales de animales, además de ser una crueldad, demuestran la ignorancia y la miseria moral de nuestra propia especie.

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Cualquier orden, normativa o sanción de costumbres que sean contrarias a la compasión son éticamente inasumibles y desvirtúan la autoridad que las emite.

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Si tenemos que renunciar a algo, nunca ese algo debe ser el amor.

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Cuando se reclama la libertad para matar a otros seres en realidad se está reclamando en su nombre la ley de la selva.

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La crueldad hacia los demás seres oculta en muchos casos una rebeldía contra Dios por habernos creado mortales en lugar de compadecernos por esa misma razón.

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El desprecio por la vida de los demás seres es una muestra inequívoca del ateísmo práctico o de la creencia en un dios hecho a medida de nuestra ignorancia y egoísmo.

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Quiero apoyar con todas mis fuerzas el derecho de los animales a su propia vida y a ser protegidos de todo tipo de crueldad.

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La personas buenas desean hacer el bien. Las personas inteligentes saben cómo hacer el bien. Cuando unimos la bondad y la inteligencia entonces poseemos la sabiduría.

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Si la humanidad perdiera el don de hablar y sólo pudiera pronunciar una palabra, yo elegiría COMPASIÓN.
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El amor hacia los animales es de los más puros y desinteresados que existen, pues no te darán a cambio plata ni oro, solamente su amor y en muchos casos mal expresado y comprendido.

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Si no educamos para crear hombres sabios (bondadosos e inteligentes)... ¿qué futuro le espera a la humanidad?

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Rindo homenaje a los hombres y mujeres que practican la compasión y la no-violencia hacia todos los seres.

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Si puedes sentir el AMOR entonces siéntelo y no mates porque no hay ley ni norma superior al AMOR.

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Al final de nuestra vida sólo importará el amor que hayamos puesto en los demás seres... sólo el amor.

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En todas las religiones hay seres bondadosos que sienten verdadera compasión y amor incondicional y también hay quienes se aprovechan de la religión para satisfacer sus pasiones y deseos más bajos. No son la religiones las que hacen mejores a los individuos, sino que son los individuos los que hacen mejores o peores a las religiones.

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Ser pobre no te hace mejor persona si al mismo tiempo no eres más compasivo.

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El mejor sermón sobre Dios es el silencio y la mejor lección de moral es el ejemplo. Que callen charlatanes y manipuladores, ya no engañan!

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Hace más de cuarenta años que soy vegetariano por compasión y amor a los animales y me siento estupendamente y, además, no pasa nada.

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Si lo que entra por la boca no hace impuro al ser humano y sí lo que sale del corazón (Mt. 15, 11 y 18), es porque lo que sale del corazón condiciona lo que entra por la boca.

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Es derecho de cada ser humano, con independencia de su condición individual, buscar al Ser Infinito en su interior y nadie, en virtud de sus prejuicios, puede quitárselo o establecer el camino que debe seguir ni establecerse en su intermediario.

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MI LUCHA CONTRA LA MUERTE
La muerte se lleva a los seres que amo y ésa es su victoria, pero yo los guardo en mi corazón, donde protegidos del tiempo los sigo amando, y ésta es mi victoria.

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La muerte va reduciendo mi mundo y ésa es su victoria, pero yo lo amplío con los seres nuevos que vienen y ésta es mi victoria.

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La muerte pondrá fin a mis días y ésa es su victoria, pero yo viviré sin miedo cada instante como si fuera eterno y ésta es mi victoria.

Eulogio Díaz del Corral
Residente en Cádiz

En Revista Cultural Tántalo, número 73 , diciembre, 2014
Para leer online: https://drive.google.com/file/d/0B5L...OFE/view?pli=1