Hola Lalia. A mí me pasó exactamente lo mismo. Al principio, hacerme vegana me dio un subidón de felicidad. Es como ver una injusticia y sentir que puedes hacer algo, ¡el mundo ha cambiado! Pero no, cambia tu mundo, no EL mundo. Y a mí también me pasó que andaba triste y cabreada con todos a mi alrededor. Me pasa últimamente lo mismo con el plástico. Intento reciclar siempre y usar cada vez menos plástico (recomiendo la tienda http://www.sinplastico.es/ es una pasada), y me siento muy feliz con el cambio. Pero claro, luego veo lo de la isla de plástico gigante en el mar, o veo a mis vecinos como tiran la basura sin separar ni el vidrio y me hundo.
Lo único que me anima a mí, es pensar que puedo concienciar a los demás. Eso siempre puedes hacerlo, de una manera amable, alegre y positiva, intento concienciar a la gente a mi alrededor. Al principio me cabreaba y me ponía muy negativa, pero la gente entonces se cansa y no te hace caso, o incluso se vuelve más extremista (pro-carne). Hay que mostrar que vivir vegano es igual a felicidad y paz interior Cuando ves que la gente te escucha y se interesa, te animas. Puede que yo no salve el mundo, ni a millones de animales que seguirán sufriendo, pero pongo mi granito de arena para que quizás mañana la realidad sea un poquito mejor.