Yo recuerdo ser la única de toda la clase, en el colegio, que se negaba a hacer disecciones a animalillos en clase de ciencias naturales. La única objetora. Me dejaban salir al pasillo mientras los otros niños se partían de la risa. Qué vergüenza pasaba. Pero era superior a mí, no podía abrir animales como si nada, una vez hasta unos insectos vivos.