Un gato recorre 1.000 kilómetros para reunirse con su dueña
WTB – lun, 15 dic 2014

De la localidad de Grasse, situada al sureste de Francia, al pueblo de Beaumont-en-Auge, en Normandía, hay unos 1.000 kilómetros de distancia. Para recorrerlos en coche, es necesario dedicar al menos 11 horas al volante. Y andando, Google Maps calcula que habría que dedicar 191 horas. No sabemos cuánto podría tardar un gato en hacer ese trayecto, pero ‘Cookie’ lo hizo.

Este mínimo mestizo que se escapó de su dueña en marzo de 2013, y ha regresado a su regazo hace apenas tres meses. Al igual que todo el mundo, Dan Bouchery, la propietaria de Cookie, no se explica cómo ha podido viajar tantísimos kilómetros.



La odisea de Cookie empezó hace casi dos años. Por aquel entonces, Bouchery escritora y poetisa, tuvo que viajar desde Normandía, a Grasse. En su destino le esperaba un trabajo de tres meses, por lo que decidió llevarse a su gato de 10 meses de edad.

En el municipio del área de los Alpes-Marítimos, Bouchery y su amigo peludo vivían en un hotel. Un lugar demasiado pequeño para Cookie, que estaba acostumbrado a explayarse a gusto en la granja que la escritora tenía en Normandía.

“Cookie estaba agobiado todo el día. Se aburría y me pedía salir todo el rato al balcón de la habitación. Para que hiciera ejercicio, yo le sacaba a la calle atado como si fuera un perro. Parecía feliz”, explica la dueña al periódico francés L’Express.

Un día, tras volver al trabajo, la escritora descubrió que Cookie ya no estaba en la habitación. “Pensé que me lo habían robado”, explica. “Puse carteles por toda la ciudad e incluso escribí pidiendo ayuda a un periódico local, pero no mi Cookie no aparecía por ningún lado” recuerda angustiada.

El trabajo en Grasse terminó, y Bouchery volvió a su pueblo habitual sin su mascota. Desolada, daba por perdido al animal. Pero en agosto de 2014 sucedió el milagro: un veterinario del municipio de Orbec, a tan solo 40 kilómetros del hogar de la mujer, le llamó para avisarle de que había encontrado a Cookie.

L explicó que una mujer de su pueblo le había estado dando de comer desde hace un par de semanas, y que como le veía tan flaco y tan lleno de pulgas, había decidido llevarle a su consulta. Durante el reconocimiento, el veterinario descubrió que el gato tenía bajo su piel un chip identificativo, y así descubrió quién era su verdadera dueña.

“No me lo podía creer. Cookie había parecido de la nada, después de tanto tiempo” explica Bouchery. El reencuentro fue de lo más emocionante, repleto de besos, abrazos gatunos y por supuesto, sonoros ronroneos. Pero tanta felicidad estuvo a punto de no producirse: la mujer que había encontrado a Cookie no quería devolvérselo en un primer momento, ya que no se creía tan inverosímil historia. “Si no lo hubiera hecho, la habría denunciado” asegura la verdadera dueña.

https://es.noticias.yahoo.com/un-gat...180721531.html