Totalmente de acuerdo.pero en este foro triunfa la opinion de los reyes del mambo.....
Además, que obsesion por estar las 24 horas conectado con todo el mundo, que clase de íncubo es este? Porque demonios hay que estar en conexión con todo el mundo habido y por haber? Que me importa a mi de jaimito compañero de primaria al que jamás recuerdo o del cuñado de la cuñada del cuñado de mi vecina hermana de mi sobrina y ex de mi tio abuelo australiano? En fin!! viva el correo ordinario y el e-mail. Paz.
Última edición por spiritello; 04-dic-2014 a las 14:28
.......No es lo que nos pasa, si no como lo enfrentamos, lo que cuenta.
Totalmente de acuerdo.pero en este foro triunfa la opinion de los reyes del mambo.....
La primera vez que usé Internet fue en mi trabajo (1993). A la increíble velocidad de 56..............kilobits por segundo. Lo que daba el sufrido móden. Luego, con la RDSI la cosa se aceleró hasta los 128 k/sg. Y ya no te daba tiempo a echar una cabezadita mientras se abría la página. Eso en mi pueblo. Cuando iba a hacer guardias a la capi aquello era otro mundo: 2 Mg de velocidad en el año 97 era mucha velocidad. Me pasaba la guardia, si no había incidencias, navegando con fruición. Qué nivel.
Me bajé cientos de partituras, tablaturas y música. Ahí están, en el sótano ( las partituras) y en los discos duros, y menos duros, la música, toneladas de música que no podría escuchar ni en 200 años. La informática musical sí me ha dado muchos momentos de placer, y también de pelea con los cacharros virtuales. Pero me ha quitado mucho tiempo de contacto con los instrumentos de verdad, los que se desafinan, los que te hacen callos en los dedos.
Total, que habría que hacer balance y colocar a cada lado lo que te da y lo que te quita. Los que hemos tenido la suerte de poder jugar en la calle, seguro que no lo cambiamos por estar todos juntos, con la cabeza agachada, sacando chepa, sin levantar la vista del parato. En el otro lado de la balanza está el acceso al mundo mundial, algo mágico, empezando porque llegas a él cirulando por unos senderos de fibra óptica. Fotones y cosas así.
Bueno, estaría hablando muuuuuuuuucho tiempo de todo esto, ya que, como dice Walkiria, soy el abuelo cebolleta, y como dice Lucía, el paradigma del cuñao que sabe de todo. Es evidente que no, que no lo sé todo, pero en algunos temas que tienen que echar la vista atrás, para indagar en sus orígenes, nosotros, los que tenemos una cierta edad, llevamos una ventaja sobre los más jóvenes: haberlo vivido en directo. Eso no nos hace infalibles, pero nos da una perspectiva de los acontecimientos sin tener que tirar de wikipedias.
Yo necesito un disco duro con capacidad gigantesca y un reproductor con auriculares. Tengo millones de toneladas de música por disfrutar.
No voy a empezar la tarea de discutir con Gatera el problema epistemológico del aparato metodológico y estadístico de las ciencias sociales frente a la experiencia individual. Lo que me recuerda que debo estudiar ese tema, porque es adictivo.
¡Ah! Y yo no tengo la mitad de la mitad de la mitad de la experiencia vital de un niño de tres años, pero sí puedo afirmar que hace cosa de unas cuantas décadas las tasas de mortalidad infantil eran muy altas (más que las de ahora), y hace otras más cuando no existían las vacunas... ¡ni hablar! Y cantaría las escasas bondades que trae consigo la industrialización y la globalización pero no quiero que me tachen de liberal. Lástima: actualmente, las economías autosuficientes son prácticamente imposibles. A menos que se acceda vivir en una tribu de cazadores-recolectores y... ya me estoy yendo por la tangente.
Lo de escribir cartas a mano... no se. Entiendo que tiene un toque romantico/nostalgico. Hace no mucho me ha tocado ordenar una antigua caja con viejos documentos entre los que se encontraban un monton de cartas manuscritas. Francamente, ya no hay necesidad de escribir a mano. Tenemos el bendito email. Y oye, en caso de necesidad, pues a mano.
Yo no tengo tv desde hace 8 o más años (ya perdí la cuenta) pero como me quiten mi conexión a internet estoy que me subo por las paredes (peor que una semana sin follar jeje).
Tengo algo que decirte...no estás solo.
No, no gires la cabeza con los ojos desorbitados mientras te recorre un sudor frío y tragas saliva para comprobar si tienes a alguien respirándote en la nuca, hablaba metafóricamente...
Espera un momento que voy a confirmarlo...vale, estoy en mi casa, pero si estuviese allí te diría que soy el espíritu de las navidades presentes, y que "el futuro es muy oscuro, el futuro es muy oscuro ¡aaaaaayyyyyyyy! trabajando en el carbón". (Haz caso a Antonio Molina, que él sabe muy bien lo que es cocinar un arroz con habichuelas).
Gracias Internet, por conseguir que esos humanos raros que se sienten solos e incomprendidos se reunifiquen por categorías en blogs, foros y demás grupúsculos. Porque siempre acabarás por encontrar a alguien que como tú, sea aficionado a hacer cuadros de campos segados con pasta tricolor y cáscaras de pipas, que enmarca y regala por Navidad a todos sus parientes.