Desde que leí el libro de odio Fernández de alimentación contra el cáncer no me echo perfume. Antes lo hacía opcionalmente y me duraban años. Eran perfumes muy caros de los que más fama tienen y me regalaban y han quedado ahí, algunos sin empezar.
Hay cosas que he ido conociendo y he ido cambiando como tuppers de cristal y no utilizar latas en alimentación. Hay otras que no cambio aunque conozco que puede resultar perjudicial para la salud, como depilarme, pero lo de los perfumes, más fácil, imposible: con no usarlos y conformarme con mi olor de persona recién duchada, no hay problema.
Sí, sé que podría conformarme con no depilarme, pero tras 20 años haciéndolo, para mí es una cuestión de higiene.