Ya verás, ya...algún día tu abuela descubrirá que no comes gachas. Ese día te va a faltar calle para correr cuando te persiga con un paquete de copos de avena en una mano y una chancla en la otra, si es que antes no te ha noqueado tirandote una piedra con más puntería que "Robin Jú" de los bosques de "Chergud".