Yo creo que los platos sencillos que saben bien y que no están hechos con cosas pasadas de precio y que sólo puedan ser encontradas en una tienda especializada ubicada en un barrio mágico al que sólo se puede acceder siendo parte de una orden de hechiceros triunfan. La mayoría de los que vienen a casa de uno no son grandes especialistas en Gastronomía, así que no sé por qué matarse a hacer cosas complicadísimas.