Siempre es conveniente revisar y reinterpretar aquello que consideramos válido y a lo cual nos hemos acomodado, y en este sentido no creo que la discusión sobre si las plantas sienten o no, padecen o no, sea ninguna tontería. Aún así, algunos ya han evidenciado que cualquier tipo de alimentación implica la destrucción de seres vivos, sean manzanas o caballos. Si pretendemos vivir alimentándonos sin aniquilar vida estamos perdidos y nos topamos con el suicido como la opción más deseable (totalmente legítima, por supuesto), si no, podemos tratar de vivir causando el menor daño posible. Y ahí es donde debemos elegir de qué clase de alimentos vamos a vivir. Si la distinción obvia entre un elefante y una lechuga no parece evidente, y alguno pudiera sentir más compasión por las plantas que por los animales, entonces podrá comprobar que lo que entendemos que da lugar al dolor es el sistema nervioso, y que los vegetales carecen de él.