Me gusta especialmente esta parte, muy a cuento, por cierto:
Pero, ¿por qué somos especialmente mordaces con nosotros mismos? Porque hay algo que estamos tratando de proteger. Las minorías sociales somos grupos con poco poder y difícil capacidad de influencia. Nuestro mayor recurso no suele ser material, sino psicológico: El valor de nuestra identidad (White y Langer, 1999). Un miembro moderado o “no lo suficientemente vegano” representa una posible amenaza a nuestra identidad, a nuestras creencias, y es una potencial traición a lo que nos define como grupo y como personas.
Lo preocupante de la hostilidad horizontal es que muchas veces, sirve para reforzar prejuicios y estereotipos que ridiculizan a una minoría a ojos del resto de la sociedad. Y a nivel interno, nos enfrenta, nos divide y nos debilita como movimiento. La crítica destructiva, las rivalidades y rencillas entre activistas más o menos veganos sólo sirven al divide et impera (“divide y vencerás”) de un sistema injusto y depredador que usa y abusa de los animales.