Lleva quince años allí, se siente mal todos los días, y está planteándose irse. Pero es duro y difícil salir de una rutina así, de un trabajo bien pagado, con beneficios de toda índole y que además es flexible para hacer el doctorado, ser profe (está ubicado en la universidad) y más cosas. Es venderse al enemigo a cambio de calderilla.
Esta viñeta fue publicada por la revista El Papus en 1977.
Gracias.
Una vez dentro de la empresa (sistema) puedes hacer cosas dependiendo del tamaño de ésta. Por ejemplo, si hay sindicatos te puedes afiliar a los más reivindicativos. El problema es que los mayoritarios han hecho tantas concesiones que el empresario se ha hecho fuerte y está la cosa dificil.
En la mía están lo que todos conocen, pero además hay otros tres, de esos que el establishment define como radicales, que ya te digo yo que dan caña de la buena.
Qué gracia, eso precisamente ha hecho mi marío, que es delegado sindical del curro, y gracias a él han conseguido que ahora se paguen las horas extra, entre muchas otras cosas. Pero claro, eso mejora únicamente las condiciones de trabajo de los de ahí, lo cual no implica que el pagador (en este caso, bancos millonarios) no haya obtenido los ingresos de la manera en que los ha obtenido. Vamos, que puedes cambiar cosas... pero hasta donde ellos te dejan. Hasta eso está cerrado ya.