¡¡Me encanta el primero!!
A veces la gente me pregunta por qué me río en un determinado momento, o por qué de repente voy cantando por la oficina, o por qué me hace ilusión ver un saltamontes en mi terraza... ¿acaso hace falta algún motivo para ser feliz?
Hay tantas cosas por las que ponerse triste, que cualquier detalle pequeñito me hace sonreír