Christopher Dillingham decidió poner en el cuello de su labarador un collar de explosivos que hizo detonar
Christopher W. Dillingham, de 45 años, asegura que su perra, un labrador llamado Cabella, estaba poseída por el diablo así que decidió atar al cuello del can un collar de explosivos que hizo detonar. Ahora, Dillingham, residente en Washington, se encuentra detenido a la espera de ser juzgado, según informa «The Huffington Post». Aunque no se le va a juzgar de momento por crueldad animal, pues la perra no sufrió, las autoridades le han acusado de imprudencia temeraria y por posesión de artefactos explosivos.
En la madrugada del pasado domingo, los vecinos de Dillingham oyeron una fuerte explosión y, asustados, decidieron llamar a la policía. Cuando los agentes se personaron en el lugar de los hechos, se encontraron repartidos por todo el suelo del patio de la casa los restos de Cabella. Dillingham confesó a los agentes que su pareja fue quién ató el collar a la perra que él hizo detonar para «poner fin a su sufrimiento» y ayudar a Cabella a alcanzar la paz quitándole de encima al diablo.
El anterior dueño del labrador, Ty Freemantle, lloraba al oír la noticia. Había dado a Cabella a la familia de Dillingham hacía seis meses y ahora se sentía culpable.
El Fiscal Adam Kick no ha descartado que Dillingham pueda ser juzgado por crueldad animal.
http://www.abc.es/internacional/2013...308102002.html