Es verdad que nos dicen que estamos obsesionados, y al menos en mi caso tienen razón. Ahora bien, lo relevante es saber si hay motivos fundados para obsesionarse. Si mi obsesión girara en torno a tunear mi coche, sobre David Bisbal o sobre er Betis, pues pffff, pero si se trata de una obsesión sobre la muerte de más de 50.000.000.000 de seres inocentes por puro placer, digo que sí, que no se me quita de la cabeza, y que me siento orgulloso de que sea así.