Pipín, o Pipo como lo conocen en la Asociación Protectora de Animales Apadat, es un perro mestizo (sin pedigrí y de ascendencia desconocida) que será sacrificado por haber estado en contacto con el que mordió a cuatro menores del 1 de junio en la capital y mató a varios gatos y gallinas.
Con menos de dos años de edad, será el único sacrificado de los siete canes aislados en la perrera de Numancia de la Sagra por ese motivo. Los seis restantes han sido devueltos a sus dueños, que deberán ahora mantener a sus mascotas controladas en sus domicilios.
Pipo, que ha sido criado por Apadat, no fue mordido por el animal rabioso, pero sí arañado y mantuvo un contacto salivar con él, según explicó este viernes Apadat. Aunque está vacunado contra la rabia, Pipo sufre Leishmania, una enfermedad crónica que hace que sus defensas inmunológicas estén bajas, por lo que su nivel de anticuerpos contra la rabia está por debajo del que recomienda la Organización Mundial de Sanidad Animal -OIE-. Tiene 0,18 unidades internacionales de niveles de anticuerpos, mientras que el mínimo que la OIE exige es de 0,5 unidades.
Por este motivo, desde la Consejería de Agricultura se aseguró que al animal «se le va a practicar la eutanasia». Sin embargo, Apadat ha presentado un escrito en Agricultura pidiendo que se espere un tiempo prudencial para comprobar cómo Pipo responde a la revacunación contra la rabia, además de solicitar a la consejería que contacte con los fabricantes de vacunas para hallar otra salida al sacrificio.
La protectora de animales criticó también la «nefasta actuación», a su juicio, de las autoridades desde que un miembro de esa asociación dio el aviso, a las 9.30 de la mañana del 1 de junio, alertando de la presencia de un perro posiblemente con rabia. «La perra vagó por la ciudad durante 16 horas hasta que fue abatida por la Policía Nacional a la 1.15 de la madrugada del domingo», se quejó Apadat, que criticó que los siete animales en cuarentena no estuvieran recogidos en la perrera municipal de San Bernardo en Toledo. Y la tristeza por el destino final de Pipo ha invadido Apadat, que ayer suspendió su festival para conmemorar los 6 años de su constitución.
Por cierto, el animal rabioso no era un pitbull, como informaron las autoridades durante días, sino que se trataba también de una perra mestiza, como se indica en su pasaporte.