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Tema: Nuevo grupo en el foro: Vegetas feministas

  1. #6051
    sagatxu
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    Cita Iniciado por nhoa Ver mensaje
    Jajajaja así lo había entendido pero fantaseando me he quedado pensando y te he respondido

    Yo me asocio contigo en cualquier momento y en cualquier causa, no obstante.

  2. #6052
    Bruja del Caos Avatar de liebreblanca
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    Yo tambien me apunto, creo que cumplo todos los requisitos
    Sea cúal sea la pregunta, el amor es la respuesta.
    http://liebreblanca-buscandolaluz.blogspot.com/

  3. #6053
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    “¿…Y los hombres asesinados?”

    Se imaginan que ante la cifra de accidentes de tráfico alguien argumentara, “sí, pero ¿y las víctimas de los accidentes laborales…?”, o que ante los datos de infarto de miocardio saliera un especialista diciendo, “sí, pero ¿y los datos de las hemorragias cerebrales…?”, o que ante una campaña contra el cáncer de mama se respondiera, “sí, pero ¿y contra el cáncer de próstata…?”

    Sería absurdo y nadie tomaría en serio la pregunta, en cambio, que al hablar de violencia de género uno de los principales argumentos sea “sí, pero ¿y los hombres asesinados…?” parece correcto y oportuno, lo cual, sin duda, dice mucho de los valores de nuestra sociedad.

    Cada uno de esos “sí, pero…” en verdad demuestra un no rotundo y un desprecio al problema planteado al presentar los datos y la información, porque ningún problema social se resuelve negando y desconsiderando otro.

    Y no es casualidad que cada vez que se dan las cifras de las mujeres asesinadas la respuesta sistemática desde sectores muy diferentes (sociales, académicos, políticos, periodísticos…) sea ese “sí, pero ¿y los hombres asesinados?”, puesto que se trata de las mismas personas que desde esos espacios intentan reducir los 700.000 casos de violencia de género a las 120.000 denuncias, para luego decir, “sí, pero ¿y las denuncias falsas…?”

    Hacer este tipo de comentarios ante el drama de la violencia de género no tiene consecuencias porque quien lo dice es el machismo. El argumento de quien nunca se ha preocupado por ninguna violencia hasta que no se ha hablado de violencia de género, de quien utiliza todo tipo de muertes (niños, niñas, personas ancianas, hombres…) sin importarle ninguna de ellas para ocultar las mujeres asesinadas, de quien cuenta los suicidios de hombres que asesinan a sus mujeres y después se quitan la vida, para aumentar la cifra de “hombres muertos dentro de las relaciones de pareja”, de quienes incluyen los bebes asesinados por sus madres en las más diversas circunstancias como “hombres muertos a manos de mujeres”, o de quienes recurren al suicidio de los hombres para decir que la culpa la tienen las mujeres por los “divorcios abusivos”… La idea es clara, aumentar las cifras de hombres víctimas, y así atacar a las mismas mujeres que están siendo asesinadas bajo las referencias de la cultura que ellos defienden con sus estrategias y manipulaciones.

    Si en realidad les preocupa la violencia que sufren los hombres deberían de decir algo de los más de 300 hombres asesinados cada año por otros hombres en España, y de que Naciones Unidas haya concluido en sus informes que el 95% de los homicidios que se producen en el planeta sean cometidos por hombres contra hombres; pero estos homicidios entre hombres-machos parece que no les importan. Del mismo modo que no dicen nada de los hijos e hijas asesinadas por los padres dentro de la violencia de género para así ocasionarle un mayor dolor a la madre (9 en 2015), ni tampoco de la orfandad a la que condenan a cientos de ellos cuando asesinan a sus madres (más de 130 sólo en los últimos 3 años).

    Si en verdad les preocupa la violencia existente en la sociedad pedirían que cada tipo de violencia se abordara con sus características y circunstancias específicas, no que todas se incluyeran en el mismo saco, y menos aún se les ocurriría plantear como primera medida quitar lo que se ha puesto en marcha para erradicar la violencia de género desde ese abordaje especializado. Pero sobre todo, buscarían una sociedad y una cultura más justas en las que la convivencia y las relaciones entre las personas se establecieran desde la Igualdad y el respeto, no desde la jerarquía y el poder asociado a la condición otorgada por la propia cultura, puesto que son esas referencias las que llevan al abuso y la violencia.

    No lo hacen porque, como hemos indicado, lo único que pretenden es evitar que se hable de violencia de género y quitarle su significado para que no pueda ser relacionada con la desigualdad y el machismo. De hecho, si analizamos la evolución social y el origen de esta reacción posmachista, comprobamos que el comienzo está alrededor de la aprobación de la Ley Integral, una herramienta clave para abordar de manera global, desde la prevención a la sanción, el problema de la violencia contra las mujeres.

    Recordemos que en España, desde el asesinato de Ana Orantes a manos de su exmarido, José Parejo, en diciembre de 1997, hasta la promulgación de la Ley Integral en diciembre de 2004, transcurrieron 7 años en los que se habló de violencia contra las mujeres alrededor de cada uno de los muchos homicidios que se produjeron, y no se escuchó ninguna voz especialmente crítica con las medidas aisladas de entonces. Pero con la aprobación de la Ley Integral y su referencia al origen cultural a través del atacado concepto “género”, se organizó el posmachismo y se produjo la reacción que buscaba cuestionar la realidad de la violencia de género, al tiempo de atacar a las mujeres y a toda persona que la defendiera. Y no es casualidad, puesto que ese origen cultural es el responsable de la normalidad que la envuelve y la mejor protección para el maltratador, hasta el punto de que aún hoy el 23’6% de las mujeres asesinadas no había denunciado previamente la violencia que venía sufriendo (Estadísticas oficiales de 2015), el 44% de las mujeres que no denuncian refieren no hacerlo porque la violencia sufrida “no es lo suficientemente grave para ser denunciada” (Macroencuesta 2015), y los agresores condenados respecto al total de casos no alcanza el 5% (Macroencuesta 2011 y CGPJ).

    El objetivo es claro, impedir que se llegue a la raíz cultural que existe en el origen de esta violencia y evitar que las medidas puestas en marcha, y la consecuente toma de conciencia del verdadero significado de la realidad, puedan modificar la construcción machista, el diseño de las identidades, roles y funciones que ha elaborado, y la violencia normalizada necesaria para mantener esa organización social. Y todo ello sucede porque quien está detrás de esta violencia no son los 60-70 machistas que asesinan cada año ni los 700.000 que maltratan, sino el machismo como construcción cultural que otorga privilegios y beneficios a quienes reproducen sus valores y referencias, con independencia de que usen la violencia contra las mujeres.

    No es necesario que todos los hombres maltraten para obtener beneficios, pero sí que el machismo funcione y se mantenga.

    No hay duda de que hay que trabajar en todas las violencias, pero contra cada una considerando sus elementos y circunstancias específicas, y el primer gran instrumento para acabar con todas ellas es la Igualdad… Por eso tampoco sorprende que quienes se oponen a la Igualdad sean los mismos que cuestionan la violencia de género, que justifican con frecuencia a los agresores que la llevan a cabo, y los mismos que intentan presentar la Ley Integral como dirigida contra “todos los hombres”, no “contra los hombres que maltratan”, para intentar presentar los cambios sociales como un ataque a los hombres y así generar más resistencias y violencia.

    Si pero, ¿y la Igualdad?… Pues aquí, cada vez más cerca de ella, de ahí la reacción posmachista del machismo.

  4. #6054
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    Vienen a violar a nuestras mujeres

    Los medios de comunicación se han volcado en informar sobre una “ola” de violaciones en Colonia, Alemania. ¿Qué tiene este caso de especial? ¿Alzamos ya las copas para celebrar que ¡por fin! los medios dan la importancia que merece a las agresiones en entornos de fiesta? ¿Que por fin la violencia sexual es una cuestión de Estado? ¿O estamos ante un caso típico de ‘purplewashing’, donde las luchas de las mujeres se utilizan para criminalizar a segmentos de la población y aplicar políticas racistas?

    La noticia de mil de hombres organizados para robar y violar a mujeres en Colonia durante la celebración de la Nochevieja ha saltado los periódicos. Mil hombres que, a medida que transcurren las horas, van tomando forma de “árabes o norteafricanos” y cuyo fantasma ha ido azuzando el racismo y la xenofobia de la población blanca, ahora bajo una “nueva dimensión de la delincuencia”, como han titulado algunos medios. La noticia ha tenido una inusitada repercusión en los espacios de comunicación convencionales, siempre reacios a nombrar como tal la violencia de género. “Indignación en Alemania por la ola de agresiones a mujeres en Nochevieja”, titulaba El País, o “Conmoción en Colonia por la ola de agresiones sexuales en Nochevieja”, en El Mundo, por citar algunos.

    La cultura de la violación no conoce fronteras

    Sobre este caso hay un baile de cifras que arriesga a desviar el debate de donde realmente hace daño. No dudo que en los próximos días los mil hombres iniciales se rebajen a unos cuantos, como tampoco dudo que las 90 denuncias presentadas son completamente reales. Mil, noventa o cinco no cambia el hecho de que hubo agresiones y de que es escandaloso que se sigan produciendo. Y las hubo, sin duda alguna; para que no las haya es necesario establecer un protocolo específico y hacer un esfuerzo colectivo. Y aún así, se siguen produciendo, como bien sabe cualquiera que haya organizado eventos con mirada de género. Tampoco dudo que sigan apareciendo denuncias, cuando en este caso, por fin, se ha creado un ambiente receptivo en el sistema policial y judicial a las denuncias por tocamientos, algo generalmente impensable y que debería ser la norma.

    Lo específico de este caso es que ha puesto el foco en el origen supuesto de los agresores. Norteafricanos. Extranjeros. Incluso hay medios que apuntan a que eran refugiados, así, directamente. Bajemos las copas, pues, porque el acento puesto en esa particularidad es extremadamente preocupante. Y es una trampa. Europa no se ha vuelto feminista con el Año Nuevo, sino que sigue siendo tan racista como siempre. Porque lo que tienen en común las agresiones sexuales en espacios de fiesta, todas, las que suceden en Colonia, en Cairo o en Barcelona, no es el origen o el color de los agresores, sino la construcción que les permite pensar a estos hombres que la agresión puede formar parte de su sexualidad. Los agresores no son blancos o negros, cristianos o musulmanes: son hombres construidos en la masculinidad hegemónica. Sin más. Ni menos.

    Esta lectura que propongo, claro, no contará con el aplauso de la extrema derecha, de la derechona tradicional y del machismo de izquierdas, que se han vuelto feministas por un rato para denunciar la violencia que vivimos cada día las y los que somos leídos como violables (con el masculino que incluye también a hombres trans, a niños y a homosexuales). Y, sin embargo, es la lectura que nos permite plantarnos, como feministas, contra el racismo y seguir exigiendo medidas contundentes contra estas agresiones.

    De la cultura de la violación, desgraciadamente, no se libra nadie. Ni los norteafricanos. Todos los hombres del mundo globalizado, desde que nacen, son alentados a violar. Todos los que crecen con el cine mainstream, los que tienen conexión a internet, los que tienen como única educación sexual los manuales de biología y el porno online más chusco. Todos los que han crecido en sociedades patriarcales donde la demostración de la masculinidad pasa por una sexualización agresiva y conquistadora. Todos son incitados a violar de una u otra manera, con violencia, por insistencia, o por cansancio, todos aprenden que un “no” es un tal vez, que tocarle el culo a una chavala en el autobús sale gratis y que si te pones caliente tienes derecho a exigir tu recompensa. Que “robar un beso”, es decir, besar a alguien en contra de su voluntad, es un acto romántico y pedir permiso es símbolo de debilidad (y le quita el morbo al asunto).

    Las campañas publicitarias de grandes marcas de ropa no dudan en jugar con el imaginario de la violación (de hombres a mujeres, claro) y con la masculinidad sexualmente violenta, como también lo hacen la música pop (¿recodáis el video de Los Tres, haciendo apología del asesinato machista y lesbófobo?), el cine ( ‘A tres metros sobre el cielo’ o ‘Crepúsculo’ animan a los hombres a ser una amenaza y a las mujeres a enamorarse de ellos precisamente porque lo son), el fútbol, con estrellas trogloditas como Cristiano Ronaldo o Gerard Piqué (del que dice Shakira que “se sobreentiende en nuestra relación que él es muy territorial. Es un macho español, sectívero. Conservador. Un tipo también con una mente abierta, pero le gusta defender su territorio, la defensa. A mí me gusta que sea así”).

    Que todos sean incitados a violar, claro, no quiere decir que todos violen. Porque los hay que resisten a toda esa mierda, los hay que se deconstruyen, y los hay que, simplemente, no quieren ser machos así. Y todos estos saben de las violencias que supone resistir a lo hegemónico. Porque lo que se premia es violar, no lo contrario.

    El terror renovado que produce la idea de hordas de señores venidos de fuera dispuestos a violarnos a la primera de cambio es una trampa de la cultura de la violación, que ha logrado naturalizar que, realmente, cada vez que salimos de fiesta hay hordas de chavales programados para esperar que estemos lo bastante borrachas como para dejarnos follar sin consentimiento alguno. Que cuando denunciamos una violación se busca primero en nosotras la causa de los sucedido (que si la ropa que llevamos, que si nos habíamos drogado, que si habíamos tonteado con el violador). Generar el terror en los otros hace que pensemos que esa amenaza no existe más allá de los otros. Que no vivimos en esa amenaza constantemente.

    Purplewashing: no en nuestro nombre

    Si la caverna se ha encabritado esta vez, es porque son otros los que nos violan. Y a nosotras solo tienen derecho a violarnos nuestros hombres. Basta recordar el artículo ‘Tetas y toros’ que publicó Emilia Arias en Pikara Magazine denunciando la violencia sexual que se vive en los San Fermines. Si repasáis los comentarios a aquel artículo, veréis qué lejos estamos de escandalizarnos cuando los que nos tocan son los que se creen legitimados a hacerlo: “Si en una fiesta llena de borrachos te levantas la camiseta y mueves las tetas y te tocan es más o menos lo mismo que si vas a un barrio con serios problemas de delincuencia y para no tener tanto calor…te abanicas con billetes de 500€…te los van a robar, y serán unos delincuentes…pero tu tendrás una gran parte de la culpa! echársela toda a los que te atraquen o, en este caso, a los tíos con la mano larga es lo que realmente es vivir en un “Lollypop World” o “pobres mujeres se les ve ofendidas y las tocan sin su consentimiento (solo hay que mirar en internet las cientos de fotos de guiris en su mayoría), cuando son unas calientapollas provocadoras que desean que las soben por todas partes”. Algunos foros, como custodiapaterna.blogspot.com.es, escribían artículos llenos de agravio: “San Fermín…una fiesta machista? fiesta hembrista? Agresion sexual en masa? Pos va a ser que no….bacanal de sexo y alcohol” (las faltas de ortografía son suyas, que conste)

    La cultura de la violación está en plena salud, y cualquier intento de denunciarla genera una enorme violencia. Así, mil hombres agrediendo a mujeres en una noche de fiesta no es una nueva dimensión de la delincuencia: es la misma dimensión de siempre.

    La jugada, en este caso, se llama purplewashing: hacerle un lavado de cara feminista a políticas represivas de corte fascista y racista. Alimentar la xenofobia para defender a “nuestras mujeres” a “nuestros homosexuales”, “a nuestras personas trans”, de pronto amenazadas por esa masa de machos violentos y LGTBI-fóbicos que vienen de más allá de nuestras paradisíacas fronteras. Cuando hace apenas una semana del asesinato de Alan por parte de compañeros y compañeras acosadoras de un instituto de Barcelona con el beneplácito de todo el entorno silencioso, no podemos permitir que se use nuestro nombre en vano. No son ellos: somos todos.

    El racismo y la xenofobia que quiere encender la caverna apunta y criminaliza a toda una franja de población, también mujeres, hombres homosexuales, personas trans y de hombres que reniegan de esas construcciones hegemónicas, un sinfín de identidades que son nuestras aliadas, y que sufren en su día a día la violencia de la masculinidad guerrera, de la masculinidad violenta, del macho conquistador. Desviar la atención de las agresiones sexuales hacia el color, el origen, la clase o la religión del agresor solo hace obviar la cruda realidad: que las agresiones sexuales son sistémicas, y es el sistema el que hay que cambiar. Por entero. Y eso a la caverna ya no le hace tanta gracia.

    Racismo y género

    Tan inútil será el feminismo que no atienda a opresión de raza, como una lucha antirracista que no atienda al género. Precisamente porque se está utilizando el género para alimentar el racismo, y el racismo para alimentar el machismo más casposo. Porque son parte del mismo desastre, necesitamos alianzas urgentes para parar esto con todos los brazos, todos los gritos y todos los cuerpos posibles. Para que denunciar las violaciones no se utilice para construir racismo, para que podamos denunciar siempre, para que siempre salga en los periódicos, para que siempre los alcaldes y las alcaldesas tomen medidas de urgencia. Para que esas medidas apunten a donde tienen que apuntar: ni la clase, ni la raza, ni el origen. Sino a la construcción de la masculinidad guerrera, conquistadora y violadora.

  5. #6055
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    Cita Iniciado por Riply Ver mensaje
    No creo que sea el caso más adecuado para mostrar esas diferencias. Ella es muy atractiva (para el cine) y no hace películas como actriz supongo que porque no quiere. A George Cloonie si que ya lo encuentro pre-abuelete pero cuantos tíos de 51 tienen un físico como Brad Pitt je je?


    Relacionado con este tema, me dio rabia la noche de fin de año, a la hora de ver las campanadas, la abismal diferencia física y de edad entre las jóvenes y guapas presentadoras y los maduros y fondones compis masculinos.
    A lo mejor sí fue un mal ejemplo. Me parece curioso que una mujer como Jolie deje de actuar casualmente ahora que se está haciendo mayor, mientras su marido y otros tantos siguen jugando el papel de galán. Y a ti George Clooney te parecerá un abuelete, pero mira cualquier anuncio de Nespresso y dime cómo lo venden...

    Sobre la noche de fin de año, yo me negaría rotundamente a ir medio desnudo el 31 de diciembre. Los presentadores siempre van tapados y ellas escotadas o casi desnudas como si fuera verano en la casa Playboy. Pero tampoco es nada nuevo.

  6. #6056
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    Cita Iniciado por Pride Ver mensaje
    “¿…Y los hombres asesinados?”

    Se imaginan que ante la cifra de accidentes de tráfico alguien argumentara, “sí, pero ¿y las víctimas de los accidentes laborales…?”, o que ante los datos de infarto de miocardio saliera un especialista diciendo, “sí, pero ¿y los datos de las hemorragias cerebrales…?”, o que ante una campaña contra el cáncer de mama se respondiera, “sí, pero ¿y contra el cáncer de próstata…?”

    Sería absurdo y nadie tomaría en serio la pregunta (...)
    Perdona, así sin leer tu mensaje hasta el final (luego lo hago, de verdad) me ha llamado la atención que creas que estas comparaciones absurdas (que conste que yo también creo que son absurdas) solo se hacen en el tema de la violencia de género. En este mismo foro, en el hilo que se abrió cuando lo de Charlie Habdo había un montón de "sí, peros". Y no es raro que la gente que se dedica a intentar reunir dinero para algún proyecto en el culo del tercer mundo tenga que oír que "aquí en España hay también mucha pobreza, ¿bien poco que os ocupáis de eso?". Por decir cosas que se me han venido a la mente de repente.
    "The worst sin towards our fellow creatures is not to hate them, but to be indifferent to them, that's the essence of inhumanity". George Bernard Shaw.

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  7. #6057
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    Yo es que no sé cómo deduces o justificas que yo piense que esas comparaciones absurdas solo se dan en la violencia de género a partir del párrafo y la oración que citas.

  8. #6058
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    o que ante una campaña contra el cáncer de mama se respondiera, “sí, pero ¿y contra el cáncer de próstata…?”
    Pues esto, por absurdo que suene, lo he leído yo en un foro al menos dos veces. Que se hacen campañas contra el cáncer de mama y no contra el cáncer de prostata "porque vivimos en una sociedad hembrista donde la vida de una mujer vale más que la de un hombre".

    Sin tener ni idea de la incidencia del cáncer de prostata ni si está en aumento o no, creo que no se hacen tantas campañas porque sería mucho más difícil convencer a los hombres de que vayan a revisarse una vez al año, tengan o no sintomas, del mismo modo que las mujeres se hacen las mamografias (que por cierto es una prueba incomoda porque te aplastan las tetas con la máquina). Ni creo que nunca veamos a un hombre sano extirpandose los testículos "por prevención" de la misma forma que Angelina Jolie se quitó los pechos y los ovarios.
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  9. #6059
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    Cita Iniciado por liebreblanca Ver mensaje
    Con 59 años, Leia es demasiado vieja para salir en el cine (apenas unos minutos si habeis visto la peli, y le llueven criticas), pero con 14 años más Han Solo sigue siendo co-protagonista y sex simbol.

    http://www.lamarea.com/2016/01/03/cu...umple-60-anos/
    Irritante pero es más frecuente que a las mujeres les resulten sexualmente atractivos tíos mayores que al revés.

    Lo de que los hombres envejezcan mejor me pone atacada del higado, no tengo más que ver como estamos las que acabaron la que universidad conmigo u otras amigas de esa época y ver a sus maridos para ver que objetivamente visto eso no es verdad.

    Hay princesas Leias que han envejecido mal y Han Solos que siguen estando más o menos en forma. Pero también hay e incluso más, cuarenta y cincuentañeras que están casi igual que en la foto de la orla mientras los de su generación lucen calvas y tremendas barrigas.
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  10. #6060
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    Cita Iniciado por Pride Ver mensaje
    Yo es que no sé cómo deduces o justificas que yo piense que esas comparaciones absurdas solo se dan en la violencia de género a partir del párrafo y la oración que citas.
    Has dicho que en otro contexto serían absurdas pero que en el de la violencia de género es normal. El "serían" es un condiconal, parece implicar que de hacerse serían absurdas,
    "The worst sin towards our fellow creatures is not to hate them, but to be indifferent to them, that's the essence of inhumanity". George Bernard Shaw.

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