El otro día estaba en un bar y salió en la tele un hombre con unos pantalones muy apretados que le marcaban sus partes.
Un parroquiano que estaba cerca comentó con sus amigos que qué asco y qué vergüenza, que cómo podía ir así vestido.
Me giré y le dije:
Pero a las mujeres que van bien apretadas, bien que las miráis, no?
Se pusieron colorados!!