También está lo de siempre: pensar que la otra persona cambiará. Y mira que es sencillo cambiar cosas como estas si a uno verdaderamente le importa su pareja algo más que un pito, pero oye, muchas veces parece un abismo insalvable. Yo conozco a más de una mujer y de dos, que lleva múltiples parejas rotas por este motivo. Y el patrón de comportamiento es siempre el mismo: todo genial hasta que viven juntos, entonces el tío empieza a apoltronarse y la mujer a quemarse cada vez más y más hasta que lo manda a paseo.