Están estos días en radio clásica con el centenario de Ataúlfo Argenta. Y antes salió su hijo Fernando Argenta diciendo que sin su madre, Ataúlfo nunca hubiera llegado a ser lo que era. Que ella sacrificó su carrera prometedora como pianista para que él pudiera ser director de orquesta.
Siempre es igual. Nunca he escuchado de ningún marido que sacrifique su carrera en pos de la de su cónyuge.