La verdad que muy buena la reflexión, jejeje y como siempre la palabreja feminazi aparece enseguida.
Me pregunto porque en vez de dos azafatas tetudas no nos deleitaron con una azafata tetuda y un azafato huevón marcando paquete, ya que siguiendo la premisa del tonto los huevos de Cantó debe ser que a las discotecas sólo van tíos empalmados por eso necesitan necesitan e esa imagen para atraerlos.
Si yo fuera hombre ya me habría cansado que se me reclamara por mi instinto sexual, porque yo creo que los hombres en su mente tiene también otras cuestiones, y no manda en su vida la punta de su pene, vamos creo.
En cuanto a lo de los piropos, yo no sé ahora, pero entre mitad de los ochenta y mitad de los noventa, no podías pasar por una obra llena de obreros sin tener que escuchar algun improperio, y yo nunca fuí físicamente como una azafata tetuda. Aunque lo que más me repateaba no era el piropo en sí, sino el derecho que se tomaban de opinar sobre mi aspecto físico como si tuvieran la obligaciòn de darla.