A mí me inculcaron no ya fobia, pero sí cierto asco, de chica no me pasaba. Ahora me dan cierto repelús, pero no tanto como para no intentar cogerlas con un papel tipo folleto publicitario (sin tocarlas) y echarlas por la ventana (vivo en una casa).
Con este hilo, y alguna compañera de piso o trabajo que tuve, siento que tengo una relación medio normal con ellas, y con los bichos en general. Me da a veces un cosquilleo en la nuca, pero puedo seguir con lo que estaba haciendo siempre que no la vea venir a toda pastilla hacia mis pies (un par de veces he tenido la experiencia no buscada de tener una sobre mi cuerpo, y no, gracias). Y, pese a todo, me resulta un poco fascinante esa capacidad que tienen de hacerse ultrafinas para colarse por rendijas imposibles, o cómo corren cabeza abajo.
Para quien decía lo del agua, vi a una que había entrado en el bebedero de mis gatas, y seguía tan pancha, chapoteando. Vamos, que no se mueren instantáneamente como otros insectos.
Venga, peli del día, Mimic