Como ciclista me alegra que se popularicen estos vehículos, pues al menos no nos van tirando el humo a la cara.
Pero también tienen su parte negativa, y es que te pegan buenos sustos cuando aparecen a tu lado, porque no se les oye llegar. Es bastante surrealista, no termino de acostumbrarme. Con uno de estos aún no me he cruzado, pero sí he visto muchos taxis Toyota Prius por Madrid.