Yo, cuando los omnívoros me dicen el típico comentario de que las plantas también sienten y que si no me da pena de las plantas, respondo tranquilamente que: no, no me dan pena las plantas; soy una insensible y despiadada a la que le encanta cortar las plantas en trocitos y comérselas y que me perdonen si les molesta mi insensible y bárbara actitud.
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