¿Cómo es la consulta con un médico naturista?
En realidad, no difiere mucho de la consulta convencional: hay un motivo de consulta, antecedentes, historia familiar, etc. Pero donde hay más cambios es cuando hablamos de hábitos tóxicos, preguntamos por tabaco, café, alcohol, si bebe bebidas con cola o edulcoradas, drogas no permitidas, incluso la medicación, porque está considerada como un hábito tóxico. Y hacemos mucho énfasis en los emuntorios, son las vías de eliminación del organismo. Preguntamos por la dieta, los hábitos y por el entorno, con quién vive, si está a gusto en el trabajo, si tiene hobbies, si tiene actividad física, porque todo eso tiene que ver con su salud. Acabada la historia, intentamos relacionar sus hábitos con lo que le sucede: por mucho que siga un tratamiento, si no corrige sus errores, mantendrá el problema. Tratamos a la persona, no solo el problema que tiene. A partir de ahí, al paciente se le convoca en un corto plazo con cambios importantes. Nosotros, en medicina naturista, lo que siempre hacemos es una limpieza. Para construir, primero tienes que limpiar, así que hacemos 15 días de depuración para quitarle obstáculos a esa fuerza curativa interna para que pueda actuar. Hay que intentar poner orden en el interior y, luego, en la medida de lo posible, en el exterior. Y si la persona tiene un trabajo y no lo puede cambiar, hacemos ver al paciente que puede modificar su actitud en el trabajo, seguir con la misma actividad pero viviéndola diferente. Porque la realidad objetiva no existe, nosotros la construimos. Y si en el trabajo no estamos muy a gusto, quizás podemos verlo de otra manera.
¿Y el paciente entiende fácilmente todo eso?
Son conceptos de salud que significan un esfuerzo y eso muchas veces no se quiere asumir. Por eso, a los médicos naturistas a veces nos cuesta retener a los pacientes, porque cuando se empiezan a cuestionar todo eso, pueden salir corriendo. Lo importante es negociar, que el paciente tome conciencia y que él sea sincero y vea lo que puede hacer y lo que no. Pero te puedo decir que, por mi expericiencia, todo depende del problema que se tenga. Si es algo más banal, igual no se lo plantea, pero cuando es algo serio, es capaz de hacer cualquier cosa. Por eso, yo digo que no se ha de esperar a tener algo grave para empezar a hacer cambios. Somos personas de costumbres y para el cambio nos hace falta una motivación, y en ese sentido la enfermedad puede ser esa motivación. El ochenta y pico por ciento de las enfermedades están relacionadas con los hábitos, con cómo nos relacionamos, qué comemos, respiramos, el sentido del humor con el que nos tomamos las cosas. Pero imagínate que tu salud no dependiera de ti sino de tu vecino, sería mucho peor, en cambio está en tus manos y eso te da un gran poder.
¿La sanidad, tal y como se entiende en la actualidad, cumple su función?
Debemos hablar primero de cuál es su función. La sanidad debe intentar mantener el mayor número posible de personas sanas viviendo el mayor tiempo posible. Y sí que hay gente que vive mucho tiempo, pero la cuestión más importante es cómo se vive. Si hemos de vivir a base de medicación, y de más medicación para corregir lo que la primera medicación ha estropeado, eso es un error. La sanidad está enfocada en la enfermedad y fundamentada sobre conceptos básicos erróneos. Considera que lo que cura es la medicación y no interpreta que la mejor forma de curar es volver a los orígenes, como decía Hipócrates, porque lo que previene cura. Y eso se ve en la dieta: en realidad, no hay una dieta para prevenir el cáncer, otra para el colesterol y otra para la arteriosclerosis, eso es inviable. En realidad, hay una dieta sana, que sería la mediterránea, más vegetariana, y en eso sí que hay consenso. Esto es básico.
¿Cómo debería ser la sanidad y qué otros errores está cometiendo?
La mejor sanidad es la que no necesita tantos hospitales y los médicos hacen una labor de educación en la consulta. No se entiende que haya hospitales donde los pacientes estén aparcados, donde no puedan hacer ninguna pregunta sobre su problema porque se considera que es algo engorroso para el médico, ya que este no entiende de salud, no puede transmitirle esa idea de capital de salud en los pacientes. Se atribuye la enfermedad a cosas ajenas a nosotros, por ejemplo, a los microbios, sean virus o bacterias. Según la medicina convencional, son los responsables de las enfermedades infecciosas, cuando todo el que tenga un poco de conocimiento de microbiología –y la teoría del terreno frente a la teoría microbiana la medicina naturista la tiene clarísima– sabrá que la causa de las infecciones no son ni los virus ni los microbios. Son necesarios para crear una infección, pero lo que la causa es el terreno que permite que un microbio crezca y se multiplique hasta ocasionar la infección. Nosotros somos más bacterias y microorganimos que células. Potencialmente, llevamos los microorganismos que pueden ser patológicos, pero están reducidos porque las bacterias que nos ayudan a hacer la digestión y otras muchas funciones son mayoritarias y las tienen arrinconadas. Cuando este terreno se modifica y permite que estas bacterias se multipliquen o vengan de fuera y se instalen, esa es la verdadera causa de la infección. Mientras todo el tratamiento vaya dirigido a eliminar virus y bacterias con medicamentos que deterioran más el terreno y facilitan por tanto que vuelva a haber más virus o bacterias, estamos perdiendo el tiempo. Podemos salvar vidas puntualmente y el antibiótico es útil en determinandas situaciones agudas, pero no es el camino, sino saber que el terreno es lo importante. Y la prueba de ello son los portadores, personas que llevan el virus o la bacteria y no padecen la enfermedad. No la desarrollan porque tienen un terrreno que impide que se genere la patología. La teoría microbiana es un concepto básico de la sanidad actual, que gira entorno a antibióticos y medicamentos que a la larga nos desvían del camino. Igual que los genes. Ahora resulta que todas las enfermedades son genéticas. La causa no son los genes modificados sino lo que ha hecho que un gen sano dentro del cromosoma se haya modificado. Y son factores que se conocen: químicos, físicos e incluso emocionales, y esas son las verdaderas causas.
Ha hablado de la importancia de la dieta. ¿Cuál sería la dieta para mantener la salud y qué barbaridades estamos haciendo en la actualidad en cuestión de alimentación?
Estamos cometiendo una grave injusticia con la humanidad. En el mundo occidental, la primera causa de mortalidad, empezando por las cardiopatías, aterosclerosis, cáncer, diabetes, obesidad, tiene que ver con la sobrealimentación. Estamos comiendo más de lo que necesitamos en el primer mundo, y en cambio en el tercer mundo se están muriendo porque no tienen qué comer. Es una gran injusticia de nosotros con nosotros mismos. En nuestra sociedad, los grandes errores tienen que ver con la sobrealimentación, básicamente proteica y grasa. Se consume un exceso de proteínas animales, que van relacionadas con la grasa, sobre todo a partir de los 25 años, cuando el cuerpo ya está formado. La proteína es una sustancia plástica, de construcción, así que una vez que ya estamos construidos, no la necesitamos más que para reparar y mantener. Pero nosotros seguimos consumiendo la misma cantidad que cuando somos jóvenes. Sobre el exceso de grasa se divulga más, pero luego hay otras cosas, como el exceso de lácteos, que no se tienen en cuenta.
Se consume un exceso de proteínas animales, sobre todo a partir de los 25 años, cuando el cuerpo ya está formado. La proteína es una sustancia plástica, de construcción, así que, una vez que ya estamos 'construidos', no la necesitamos tanto
¿Cómo perjudican los lácteos?
No olvidemos que la leche es una suma de grasa y proteína animal, pero hay un gran márketing alrededor. Cuando hago la historia dietética de los pacientes, me asombro de la cantidad de lácteos que toma la gente y, sobre todo, los niños. En todas las comidas toman lácteos, en forma de leche, yogur o queso, así que no es de extrañar que haya niños con placas de ateroma. Además, hay un exceso de productos refinados, especialmente los azúcares. El azúcar refinado es un gran ladrón de minerales y vitaminas. Y también la sal de cocina, porque son productos químicos que no existen en la naturaleza. Aquí hay un concepto muy interesante: los humanos formamos parte de la naturaleza, no somos diferentes y hablamos el mismo lenguaje. El cuerpo entiende toda interrelacion con lo que existe en la naturaleza. Pero cuando el hombre introduce, en 20, 30 o cien años, millones de sustancias que la naturaleza no reconoce y no hablan su lenguaje, no puede deshacerse de ellas y se acumulan en el medio ambiente y en nuestro organismo, y pueden causar patologías. En la naturaleza existe la sal marina o de montaña completa, o el azúcar moreno, que es el jugo de la caña cristalizado, pero otra cosa es el azúcar blanco, que es el resultado de un proceso químico en que ha eliminado todo lo bueno y se ha dejado solo el edulcorante, la sacarosa. Para asimilar ese azúcar, el organismo tiene que ceder calcio, fósforo, vitamina C, vitamina B, sustancias que ya llevaba incorporadas y que le han quitado. Y eso descalcifica, produce caries y otros problemas de salud.
(sigue)