Más bien etnocéntrico, diría yo. Porque lo que se cuestiona no es que sea chino, sino más bien, que no es Occidental. Si fuéramos nosotros los que nos alimentáramos de perros y gatos no nos llevaríamos las manos a la cabeza cuando leemos noticias de esta índole.
Aún así, podemos cuestionar perfectamente la moralidad de estas costumbres. Del mismo modo que cuestionamos las nuestras, las que nos son propias