Niños haciendo el bobo y abuelos riendo las gracias. Es el pan nuestro de cada día en muchas televisiones, sobre todo autonómicas.
Comparto los términos generales de tu reflexión, pero no tus conclusiones.
Y eso que yo siempre digo, exagerando, que metería en la cárcel a todos los padres que llevan a sus niños a la tele.
No podemos prohibir que los menores de edad realicen tareas remuneradas. Desaparecían del cine y de la publicidad. Se resentiría el mecenazgo de jóvenes talentos.
El problema, una vez más, es de educación. En este caso de los tutores del menor.
¡Salud! :-)