Desde un publicista que renunció a una prometedora carrera internacional por un pueblo de Zimbabue hasta los profesores convertidos en escudos humanos de los pequeños de Newtown.
Son ciudadanos cuyas decisiones en situaciones extremas han salvado la vida a otras personas.



Victoria Soto, la maestra que perdió la vida por salvar a sus alumnos

Son ciudadanos que han renunciado a su cómoda vida por ayudar a otros, o personas que siempre han vivido en la miseria y no se rinden cuando la situación se pone especialmente fea, o gente que simplemente no quiere dejar que el mundo se autodestruya. Ellos han protagonizado historias esperanzadoras en lainformacion.com en 2012.

Abandonó su prometedora carrera por un pueblo perdido de Zimbabue

Marcello Girone Daloli no cree en las ONG, no cree en la política, ni cree en las empresas. Un día tomó su mochila y emprendió su camino al Himalaya en busca del sentido de la vida. Lo ha encontrado en Zimbabue, donde lleva su propio proyecto de cooperación, alejado de un mundo consumista en el que no confía.

"Cometer un error puede negar la distribución de agua a miles personas. No tengo tiempo absolutamente para nada más que dedicarme al proyecto", explicó Marcello Girone Daloli tras tardar unos días más de los previstos en contestar a las preguntas de lainformacion.com el pasado mayo. Lo hizo por correo electrónico, al no tener conexión a internet en un lugar aislado del resto del mundo.

Este italiano, que un día entregara su vida al marketing y llegara a trabajar para una multinacional como Pepsi en Nueva York, hoy vive prácticamente retirado en un pueblo de Zimbabue. Allí coordina un proyecto de cooperación con 87 voluntarios.

Presume de no tener una ONG como tal para llevar a cabo la ayuda en la zona, sino un programa de cooperación: el Proyecto Diga, “para garantizar agua potable y para regar los campos de la comunidad: un hospital, el pueblo y dos escuelas, en las que están escolarizados 1.700 niños”. El pasado junio transmitió su experiencia en el encuentro internacional de ideas para mejorar el mundo de TEDxPlazaCibeles en Madrid, pero lleva cinco años entregado a la cooperación en Zimbabue.

Decidieron convertir la basura en delicatessen

Regina Tchelly creció en el seno de una familia pobre en las favelas del noroeste de Brasil, en la región de Paraíba. Una más entre las gigantescas barriadas marginales, su familia aprendió a no desperdiciar casi nada: "Empecé a cocinar a los 14 años y mi abuela me enseñó a no tirar la comida", contó en lainformacion.com a María Sorribes Catret y Cláudia Vasconcelos.

Hace diez años llegó a Río de Janeiro para trabajar como empleada doméstica. Se horrorizó al ver la cantidad de desperdicios que se generaba en las casas en las que trabajaba: "En Paraíba yo comía las cáscaras de batata que estaba tirando ahora".

Por ello, fundó Favela Orgánica, un proyecto educativo con talleres que dan ideas sencillas y prácticas a las familias con menos recursos, desde cómo fabricar un pequeño jardín-huerto en poco espacio a cómo preparar un suculento y barato menú utilizando desperdicios.

Con la crisis en España, también se han llevado a cabo otras iniciativas para recuperar alimentos que antes acababan tirados entre los desperdicios. Estos activistas de los alimentos ahora ven “un contenedor de basura como un gran tupper”.

Originó la ola hippy del siglo XXI entre Israel e Irán

"Iraníes, os queremos", proclamó un internauta y publicista israelí... y provocó una ola mundial de apoyo en contra de la guerra entre ambos países el pasado marzo. Ronny Edry estaba harto y asustado de oír en las noticias cómo Barack Obama, Benjamin Netanyahu o Mahmud Ahmadineyad amenazaban con una guerra inminente. Lazó un sencillo pero impactante mensaje en Facebook desde la cuenta de su estudio de diseño gráfico: "Iraníes, os queremos. Nunca bombardearemos vuestro país".

Cuenta que en cuestión de 24 horas, miles de personas compartieron su comentario en la red social y comenzó a recibir mensajes desde Irán. La bola se fue haciendo cada vez más y más grande, trascendiendo fronteras. Los iraníes contestaron con su propia campaña: "Israel, os queremos”.

El Gobierno de Netanyahu promovía por entonces un ataque Irán. Sospechaba lo que sospecha gran parte de la comunidad internacional: que el enriquecimiento de uranio promovido por Ahmadineyad no es solo con fines energéticos. La diferencia es que Netanyahu trataba de convencer a Obama de que Irán estaba muy cerca de conseguir la bomba atómica y por lo tanto había que hacer algo ya. El presidente de EEUU prefiere seguir apostando por las sanciones, mientras su homólogo israelí se quedaba solo en su discurso.

Ronny Edry no consiguió amainar los ánimos beligerantes del líder de su país, pero sí recopiló más de 30.000 dólares para promover su campaña pacífica. "En Oriente Medio nunca se habla de amor. Les interesa que tengamos miedo los unos de los otros", opinaba en una entrevista concedida a lainformacion.com.

Arriesgan su vida para atender a un herido sirio

“Si te ven asistiendo a un paciente en Siria es como si te cogieran llevando un arma”, denunciaba un cirujano sirio. Los médicos y los heridos en su país sufren amenazas tanto por el Ejército de Bashar al Asad como por el bando rebelde, advertía Médicos Sin Fronteras en mayo.

El activista sirio Abu Hamam declaró a Efe que había decenas de heridos en las calles a los que no habían podido prestar atención médica ante las agresiones de los soldados.

Cruz Roja Internacional denunció a finales de abril el asesinato de uno de sus voluntarios en el país (el tercero en ocho meses). Ya entonces condenó "la falta de respeto a la vida del personal de servicios médicos que se dedican a salvar vidas".

“Los recursos y las infraestructuras existen, pero el miedo y el riesgo de detención son tan grandes que los médicos son reticentes a asistir a los pacientes”, aseguró un médico voluntario de MSF en primavera. La ONG ha conseguido abrir varios hospitales en el norte de Siria en zonas controladas por grupos armados de la oposición, puesto que el Gobierno de Bashar al Asad no les da permiso para actuar.

Escudos humanos voluntarios en Newtown

Nada es exactamente voluntario cuando alguien con una pistola te apunta a ti o a los niños que te rodean. Pero cuando el de diciembre el joven Adam Lanza entró armado en la escuela Sandy Hook de Newtown, varios profesores se enfrentaron a él. La directora y la psicóloga del centro no consiguieron pararle los pies en el pasillo y también habían fallecido.

Otra maestra que lo intentó fue Victoria Soto. La joven profesora de 27 años escondió a sus alumnos en el armario/ropero del aula. Cuando el asesino le preguntó dónde se encontraban los chicos, ella le dijo que en el gimnasio. El pistolero no dudó y, a quemarropa, acabó con la vida de la profesora. Pero los pequeños se salvaron.

Una educadora que corrió mejor suerte, también llevó a sus alumnos al cuarto trastero del aula fue Maryrose Kristopik. Esta profesora de música se encerró entre instrumentos con una veintena de alumnos y consiguió que Lanza desistiera de entrar, según relató ella misma a los medios tras la tragedia. Mantuvo a los niños tan calmados como pudo rezando y diciéndoles que les quería.

No se rindieron ni cuando se quedaron sin comida para sus hijos

¿Sabías que hay lugares en el mundo donde la pobreza es tal que existe una “época de hambre”? Este año les ha tocado sufrirla a más de 18 millones de personas en el Sahel (al sur del Sáhara), según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de Naciones Unidas.

“No tenemos alimentos. Comemos los residuos que antes dábamos al ganado y tengo miedo de que mis hijos se vayan a morir”, contaba Halima a la ONG Plan la pasada primavera. Pero se buscó la vida –la suya y la de sus cuatro hijos menores de cinco años- como pudo. Incluso los alimentó con madera de los árboles. Otros padres encontraron la solución al hambre en las hojas de los árboles antes de obtener ayuda de la cooperación internacional.

Padres coraje como Halima consiguieron que sus niños sobrevivieran. En Mauritania, 87.000 niños se han salvado de la desnutrición crónica este año, según el informe de Unicef titulado “Mi hijo ya no come arena”. Aún así, la crisis alimentaria continúa siendo grave en la zona, donde también acecha el cólera.

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