Ayer a la noche me encontré a mi hermosa Pau (cobayita) que había estirado las cuatro patas. Sucedió así, de repente, así de delicados son estos adorables roedores. Es evidente que a uno le afecta, pues echaré de menos su oronda figura, sus alegres carreritas, su particular afecto, sus miedos, su incorregible glotonería, sus muestras de placer cuando masajeaba su papada....Pero la verdad es que no lo siento por ella=como no existe, no sufre. Me apena su compañera Apu, que se queda sola, y me apena por mi mismo, ya que la echaré de menos. ¡Te deseo un feliz reciclaje, preciosa!