(traducido del catalán con Google)
MARTES, 05/20/2014. 19:11 H
Feminismo y liberación animal (II): Romper la lógica de la dominación. Anna Carbonell
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La filósofa feminista Sandra Barky dijo que "las feministas no vemos las cosas diferentes al resto de personas, sino que vemos las mismas cosas pero de manera diferente". Y es por eso que soy comunista, feminista y vegana, porque empecé a ver las mismas cosas de manera diferente.
Los paralelismos entre todas las formas de opresión son evidentes, y los motivos y los intereses para mantener esa dominación son los mismos, donde el capitalismo usa sus armas más potentes para garantizar su continuidad: la invisibilidad, el control de la reproducción y la lógica de la dominación.
La tendencia de pensamiento más común es que el especismo y el sexismo son opresiones totalmente separadas, cuando en realidad y, históricamente, las mujeres y los animales han sido consideradas como propiedades. El patriarcado (el control masculino de la vida política, social y familiar) y el pasto (domesticación-ganadería-pasto de los animales como forma de vida basada en su explotación) aparecieron en la escena histórica juntos y son inseparables, porque son justificados y perpetuados por la misma idea y práctica.
Las feministas entendemos el sexo y el distinguimos (hombre, mujer) así como el género (masculino, femenino) y tomamos el género para la construcción social. Las construcciones sociales son las ideas culturales que parecen naturales para casi todo el mundo está de acuerdo. Nuestras construcciones sociales sobre el género son tanto poderosas que incluso los padres de niños los perciben como más fuertes y más resistentes que las niñas.
Si miramos más de cerca la construcción social del género, podemos ver que los animales ocupan un lugar destacado. Proyectamos nuestras ideas sobre el género a los animales no humanos manteniendo un trato de control donde su comportamiento se ajuste a los estereotipos de género: gallinas enjauladas y cerdas estabuladas (rol femenino), mientras que la lucha entre gallos y la tortura de toros s 'apropia de la idea y fomenta los valores machistas (masculinidad).
Actualmente la lucha feminista se ha movilizado una vez más para combatir la aprobación del anteproyecto de "ley de protección de la vida y del concebido y de las mujeres embarazadas" en encontrarnos ante una ley de supuestos rígidos que daría paso a un retroceso histórico hacia los derechos sexuales y reproductivos, anulando el derecho a decidir sobre el propio cuerpo de las mujeres. En este sentido nuestra postura es clara y por eso reivindicamos el derecho de las mujeres a decidir, nuestro reconocimiento como sujetos capaces de tomar sus propias decisiones, oponiéndose a la violencia patriarcal y capitalista institucional que expropia nuestra capacidad de decisión sobre el derecho al propio cuerpo y la propia maternidad.
Las feministas estamos acostumbradas a pensar en las conexiones y, por tanto, actuar sobre los vínculos existentes entre el sexismo y el racismo, entre el sexismo y la explotación de clase, entre el sexismo y la degradación del medio ambiente, etc; y creo que las feministas ya estamos preparadas para empezar a pensar en la relación entre el sexismo y el especismo para poder estructurar nuestro movimiento siendo consecuentes e incluirla (recuperar, porque en fuimos pioneras) la lucha por la liberación animal .
Dicho esto, ahora hablaré de esta conexión y lo que es "la carne". Comer carne es una acción que se realiza sobre el cuerpo de otro animal sin su consentimiento y, por tanto, es imperativo que aquellas que consumen productos de origen animal aceptan una forma de violencia basada en cometer aberraciones en el cuerpo de una Otra sin su libre permiso. Si esto suena demasiado abstracto, os explicaré el porqué de mi repulsión por la leche de origen animal. Hablamos de la mercantilización del cuerpo y la consideración de las hembras como máquinas de producción.
Las vacas, además de por su carne y piel, son explotadas por su leche. Las empresas que las explotan por su leche obtienen su beneficio económico violando repetidamente a estas hembras, ya que como toda mamífero sólo producen leche cuando tienen un bebé, hijas que le robarán sólo nacer. Ellas malvivir inmovilizadas, estabuladas en pequeños recintos individuales con un suelo de cemento, enchufadas continuamente a la máquina extractora, lo que les provocará úlceras y un dolor horrible en las ubres y en las articulaciones, por no hablar sobre el sufrimiento por la separación de sus bebés y la imposibilidad de relacionarse con otros miembros de su especie. Una vez deje de ser productiva, la matarán. Y qué ha pasado con sus hijas e hijos? Pues han sido igualmente explotadas y asesinadas. La leche es un producto que se obtiene de la explotación de las glándulas mamarias de la vaca "lechera" y acaba por el aumento de la incidencia de cáncer de mama en las mujeres.
En otro ejemplo encontramos el ciclo de las cerdas "reproductoras". Las cerdas, hembras estabuladas, inmovilizadas y obligadas a convivir permanentemente con las su orina y heces, se las viola entre seis y ocho veces durante los tres años que se les permitirá "vivir", pues al sexto parto empieza a aumentar la mortalidad embrionaria y la camada es menor, dejando así de ser rentables y, en consecuencia, enviadas al matadero. Malviven entre 110 y 120 días dentro de las jaulas de gestación que miden 60 centímetros de ancho, un metro de altura y dos metros de largo. Muchas veces aplastarán a sus bebés por no poder moverse. Por último, le robarán sus hijos con 21 días de edad para engordarlos y matarlos.
Un último ejemplo son las gallinas "ponedoras", hembras explotadas para la producción de sus huevos que después serán robados. Vivirán amontonadas (entre 4 y 6 aves por metro cuadrado) en jaulas hasta que dejen de ser rentables económicamente. Sufren un ciclo de luz artificial de 24 horas interrumpidamente para alterar su ciclo biológico. Se las mutila para evitar posibles agresiones provocadas por el estrés. Cuando la producción desciende, se les provoca la "muda forzada" (se las deja a oscuras sin comida ni agua durante dos semanas) así cambian las plumas y pierden una cuarta parte de su peso, provocando un nuevo ciclo de puesta de huevos. La mayoría enferman y muchas mueren.
Tendremos comprobado como la lógica de la dominación permite y fomenta estos hechos con la posesión y el control. El consumo destruye al individuo y transforma a "alguien" en "algo". Hemos visto tres ejemplos claros y también nos encontramos con la utilización del cuerpo femenino en anuncios publicitarios relacionados con la carne y objetos acompañados de un lenguaje sexista utilizando metáforas como "está para comérsela".
Las relaciones de género quedan fomentadas mediante la discriminación y la violencia contra aquellas humanas que son consideradas "raras", lesbianas, gays, pobres, negros, etc. Y lo mismo sucede con el resto de animales no humanos. Cuando se trata de derechos fundamentales (a la integridad física, a la libertad y la vida), los derechos de los animales no son diferentes a los derechos de los humanos. Moralmente nadie es libre para negarme la libertad, torturarme, desfigurar mi cuerpo o tomarme la vida.
Confío en que mis compañeras feministas sacarán sus propias conclusiones sobre lo que hay que hacer en el contexto de este sufrimiento sin sentido a fin de recuperar esta lucha como nuestra que es, a fin de combatir y acabar con estas explotaciones.
Anna Carbonell es militante de la Hora Violeta, activista de Libera y la PIA y coportavoz de la CAC
http://in.directe.cat/pels-drets-del...anna-carbonell