No sé ni cómo empezar a contar eso porque es largo y complicado... Hace un par de años adopté dos gatitas que estaban en un contenedor de basura junto a otros hermanitos. Lo hice a través de una asociación que desgraciadamente ya no existe, pues cerró a causa de quedarse sin fondos. El caso es que desde el principio ambas gatas se llevaban fatal con mis gatos, pero bueno, como la casa es grande pues intenté darlas su tiempo para adaptarse. Y entonces, según fueron creciendo, empezaron a "agobiarse". Con esto quiero decir que estaban todo el día intentando escaparse. Yo vivo en un adosado y tengo un pequeño jardín, no es fácil acceder a la calle desde él, así que no me daba demasiado miedo, pero prefería que no salieran. Una de las gatas se pasaba el día entero rompiéndolo todo. He tenido muchos gatos (propios y de acogida) a lo largo de mi vida, y lo de ésta jamás lo he visto. Creo que me causó pérdidas cercanas a los 3000 euros, entre unas cosas y otras. Recuerdo acostarme todas las noches y escuchar cómo tiraba cosas, y a la mañana siguiente bajar a hacer "balance de daños". Era de madrugada y oía cosas rompiéndose todos los días. Se cargó un ordenador, un lector de ebooks, platos, vasos, la pintura de paredes enteras. Se subía por todas partes, no había nada lo suficientemente lejos ni lo suficientemente alto. Aprendió a abrir las puertas, era una gata súper inteligente, tuve que cerrar con llave el garaje porque me daba pavor que se metiera ahí y atropellarla con el coche. El veterinario y las chicas que habían pertenecido a la asociación me decían que al castrarlas mejoraría la cosa, a los 7 meses las esterilicé pero no mejoró ni un ápice el comportamiento. Yo estaba desesperada, no sabía qué hacer, asumía que eran jovencitas y como tal pues querían jugar, pero no las veía felices y eso es lo que me mataba, no el que me rompieran cosas que al fin y al cabo son reemplazables. La gata "conflictiva" empezó a hacerse pis en mi cama. Consulté con un etólogo. Por fin empecé a intuir qué pasaba: las gatas eran un cruce de bosque de Noruega, y como tal aman salir, trepar alto, estar más "libres". Así que decidí dejarlas salir un ratito cada día a mi pequeño jardín. Y eso fue como el día y la noche, desde entonces se tranquilizaron un montón, estaban mucho más felices, se las veía más tranquilas, más contentas. Más relajadas, y nosotros también. Suspiré aliviada, pensando que ya estaba todo solucionado.
Parecía que así íbamos a encontrar el equilibrio, al menos respecto a ellas porque con los otros gatos seguían sin llevarse bien. Pero de carácter son dos gatas dulces y maravillosas, y se merecen lo mejor, simplemente yo no conseguía comprenderlas y me sentía fatal por ello. Y así la cosa mejoró... hasta que un día, vino la vecina a quejarse a mi casa, a decirme que las gatas le habían roto todas las plantas, y se habían colado en su casa varias veces rompiendo cosas ahí. Por suerte ésta es una vecina maja, que también tiene gatos, no puedo ni pensar en qué habría pasado si hubieran ido a la casa del otro lado (un vecino cabrón que de vez en cuando encierra a perros cazadores durante semanas en el mini-jardín, lo conté en otro post). O sea, que las gatas no nos rompían cosas a nosotros porque las rompían en otro lugar. La cosa es que esto ya me sobrepasaba, tuve que prometer a la vecina que no volverían a salir. Y empezó el infierno otra vez, y peor que nunca. Me pasé noches enteras dándole vueltas a qué hacer, y la única solución era buscarles una casa con jardín donde estuvieran seguras y donde pudieran salir a jugar todo lo que quisieran. Pero yo quería que siguieran juntas, ya que jamás se habían separado, lo cual lo hacía aún más difícil. Como la asociación ya no existía, difundí el caso a través de diversas páginas animalistas, en facebook y demás.
Llamaron bastantes personas interesándose, son gatas muy bonitas y vistosas, pero nadie quería a las dos, sólo a una. Y por fin, el milagro. Una chica se acababa de comprar una casa en un pueblo de Toledo, con una finca muy grande, sin carreteras ni peligros cerca. Y quería llevarse a las dos. Era una buena amiga de una señora animalista que hay aquí en el pueblo, vamos, que la cosa pintaba bien. Tenía recogidos también a dos perritos. Nos lo pensamos mucho, quedé con ella varias veces... y al final decidimos que sí, que ella se quedaría a mis dos princesas. Le hice un contrato de adopción, cambiamos el nombre del chip, me dio buenas referencias por su veterinario... vamos, todo parecía ok.
De vez en cuando me mandaba fotos de las gatas, que además se llevan súper bien con sus perros, se las veía muy felices, me invitó a ir varias veces a la finca pero con la nena tan peque no tuve tiempo (quería hacerlo esta primavera, con el buen tiempo), mi suegro sí que fue y dijo que el sitio está muy bien. La cuestión es que hace unos días soñé con las gatitas, y me di cuenta de que llevo varios meses sin saber de ellas, desde enero o así, con lo que le he escrito un mail a la mujer ésta. Y me contesta diciendo que una de ellas (la "menos conflictiva", vamos a llamarla) ya no está con ella, que se escapó hace tiempo y que no sabe dónde está.
Se me ha caído el alma a los pies. Me siento como una mierda ahora mismo. He vuelto a revivir la gran impotencia que sentí entonces, el no haber podido con estas gatas me dolió en el alma, para mí fue mi gran fracaso. Y os juro que lo intenté todo, que sé que muchos ahora me criticaréis pensando que podría haber hecho mil cosas más. Pero desde fuera todo es más fácil siempre. Tengo la espinita clavada de las dos gatitas, y ahora una de ellas está vete tú a saber dónde, y todo por mi culpa. ¿Y por qué la tía ésta no me dijo nada? Si no llego a tener un presentimiento y a escribirla, ni me entero.
¿Qué puedo hacer ahora? Soy idiota, no tendría que haberme fiado de nadie. Me siento muy mal, de verdad.
Entiendo tu malestar y tu frustración. Pero en realidad son cosas que no puedes controlar, en el sentido de que, no sabes si estando contigo les podía haber pasado cualquier otra cosa. Son cosas que se nos escapan. Te leo y creo que das mucho, no te mereces ese autocastigo tan duro, en serio. Un abrazo.
Walkiria, coincido con Malo en que no debes autocastigarte así, no te mereces eso después de todo lo que has hecho.
Llegaste a la conclusión acertada de que las gatitas en tu casa no tenían cubiertas todas la necesidades, eso después de infinitas dosis de paciencia y de intentar muchas cosas. Creo que no buscate a los nuevos dueños a la ligera, te tomáste la molestia de que reunieran los requisitos que tú creías eran mejores para las gatitas; lo que ha ocurrido después escapa totalmente de tu control.
Es normal que te sientas triste, pero no te castigues que no mereces eso para nada. Mucho ánimo y un beso enorme!
Estoy de acuerdo con Malomalísimo, no te mereces fustigarte así. Has hecho todo lo posible, poca gente hubiera hecho lo que tú. ¡Y todo esto con una niña pequeña! Les buscaste una buena casa, hiciste cuestionario de adopción y contrato, no eres tú quien ha incumplido su parte. Es muy posible, además, que la chica no te llamara ni te escribiera porque se sintiera fatal.
No te culpes, Walkiria, por favor. La culpa es un sentimiento muy negativo. Intenta no culparte...
y un besote muy gordo
No me des opiniones: dame datos.
No me parece justo que sea así de severa consigo misma. Después de todo, llegado un momento ya no iba a poder ocuparse de las dos gatas. Y no creo que nadie te critique después de haber hecho lo que estaba a tu alcance. Así que... ánimo.
Ni de coña. No es tu culpa. Dudo mucho que existan seres humanos capaces de hacer más cosas por esas gatas que tú.Iniciado por Walkiria
Te voy a decir una frase que me dijo una de mis mejores amigas un día:
"No juzgarías a otra persona tan duramente de estar en tu lugar".
Así que, monina mía, ejercicio que te mando: relee tu mensaje como si lo hubiera escrito... Chaia, por ejemplo. Y respóndete a ti misma lo que le responderías a ella.
Yo creo que no hubieras podido hacer más. Y creo que nadie hubiera podido hacer más. Así que no te flageles. Un ratito de estar mal, vale. Pero flagelarse y pensar que los demás van a pensar que no lo has hecho todo, no. Y si lo piensan, es que empatía tienen muy poquita. ¿Y para qué vas a querer tener en cuenta la opinión de gente que no tiene empatía, tú, eh?
Esto es como la madre de Katharine Hepburn, cuando ella fue llorando a casa porque no le gustaba a un chico: "Si no le gustas, es que tiene mal gusto. Y, si tiene mal gusto, ¿para qué quieres gustarle?".
Os agradezco vuestros ánimos y vuestras cariñosas palabras, pero sigo preguntándome dónde estará la gatita, si estará bien, si no le habrá atropellado un coche... Si será verdad lo que me cuenta su adoptante o si es una milonga. Qué sé yo. Si no hubiera hecho mejor en separarlas, a pesar de todo, y mandarlas a sendos hogares más cerca de mi casa, donde hubiera podido ir a visitarlas con regularidad aunque me tacharan de pesada. Pero está a dos horas de donde yo vivo, demasiado lejos para poder ir con dos niñas pequeñas (la peque no aguanta el coche más de media hora, es una pesadilla), y tengo miedo de que le haya pasado algo malo. Y sí, conmigo también podría haberle sucedido cualquier cosa (y es que, como os cuento, eran dos tremendas escapistas, siempre estaban intentando escapar, era como si sintieran "la llamada de la naturaleza"), de hecho se escaparon un par de veces, pero podría haber hecho entonces algo más activamente. Sin embargo ahora estoy aquí, lejos, sin poder hacer nada y comiéndome la cabeza con si debería haber actuado de otro modo, tener más paciencia, qué sé yo. En fin, estoy con un gripazo y ni siquiera pienso con claridad.
Es normal que pienses en que le puede haber pasado, pero, lo que te han comentado ya, no te tortures, has hecho todo lo que has podido para que fueran felices y tuvieran un buen hogar, deberías quedarte con esa parte. Un beso gordo.
Walkiria, te digo lo que me dijeron a mí una vez que me fustigaba porque podía haber hecho más: eso solo lo dicen quienes hacen mucho. Quienes no hacen nada, ni se lo plantean.
Yo sigo acordándome de una gata a la que intenté salvar y no pude. Se me escapó. Han pasado más de diez años y aún me atormenta. Es un pinchazo, dura poco, pero duele. Así que te entiendo. Pero por eso mismo te pido que no seas demasiado severa contigo misma.
No me des opiniones: dame datos.
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