No se, siempre he pensado que eso de los antojos es una bobada. Estando embarazada lo que yo tenía era un apetito tremendo, pero no por algo en concreto. Recuerdo que una vez en la oficina por la tarde, si que me entraron ganas de algo en particular: palomitas de maiz, pero como no habia ninguna máquina cerca, pues me aguante, y cuando salí de trabajar ya no me apetecían.
De todas maneras si el organismo actua pidiendo y no nos podemos controlar, no queda más remedio que poner muchísima fuerza de voluntad e intentar no caer en la tentación.