Iniciado por
noon
Sarmale, yo tampoco enseñaría ese tipo de imágenes a ningún niño (ni de tres años ni de siete ...y, mira que te digo, a uno de trece en todo caso le explicaría lo que muestran, y dejaría que fuera él quien decidiera si quiere verlas). No no, eso me parece terrible.
Lo que ha escrito Crisha también me parece muy cierto. Y no, tampoco hablo de exponer a los niños a la crudeza del mundo adulto, de hecho, creo que una de nuestra responsabilidades como padres es protegerles de todo eso, así que no hablo de culpabilizarlos, ni mucho menos.
La realidad es que, a día de hoy, la barbarie de la industria cárnica se basa en gran medida en la ocultación y el engaño (vacas pastando con sus terneros en campos verdes impresas en los tetrabriks de leche), especialmente en lo que respecta a los niños, y eso ocurre, desgraciadamente, con la entregada colaboración de sus padres. Y añado que un padre (cualquir adulto, la mayoría, creo) no engaña a su hijo “por su bien”, para que no sufra, pobrecito, sino que lo hace por su propio interés, para que el niño se coma lo que hay en el plato y no rechiste, para que no cuestione el estado de las cosas, para no entrar en dilemas morales que su hijo resolvería mucho mejor que él.
Lo único que digo es que si el niño se come un bistec, o una croqueta o un nugget, sepa que ahí dentro hay un trozo de vaca o de cerdo o de pollo, porque eso es lo más justo, para el niño, para la vaca, para el cerdo y para el pollo.
Dicho esto, yo no tengo intención de pegarle a mi hija ninguna charla dramática sobre el sufrimiento animal, ahora bien, el día que me pregunte por qué no comemos carne, de modo que ella lo entienda (y de modo que no la horrorice), pues se lo tendré que explicar.
Y sí, a la canija le encantan los pimientos jiji ... y los guisantes, el hummus, las espinacas... Cuando no obligas a los niños a hacer lo que tú quieres que hagan ocurren cosas insospechadas.