Yo tenía un gallo de mascota y un día mi abuela hizo una sopa muy sabrosa. Cuando me la tomé con el mayor de mis gustos, riéndose me comentó que esa sopa era de mi gallo. Tardé más de 12 años en decidirme a ser vegetariana, pero nunca se me olvidó ese incidente. Sin embargo, muchas personas toman a risa el hecho de tomar a sus animales de corral y volverlos sancocho y se justifican a sí mismas con argumentos que van desde la Biblia hasta la "crueldad inherente de la naturaleza". Yo creo que ser vegetariano es una decisión personal y no tiene nada que ver con la crianza de los padres. En mi casa me apoya sólo mi madre y el resto de mi familia piensa que estoy loca.