Los más pequeños 'nunca lo harían'
Reus. Una cincuentena de alumnos de la Escuela Pi del Burgar visitan la perrera y el cementerio La última hogar, en el marco de un taller que quiere transmitir respeto y civismo hacia los perros para evitar futuros abandonos
El taller cuenta con una vertiente práctica en la que los alumnos pueden jugar con los perros. Foto: Alba Mariné
Publicado: 10:00 - 29/01/2015
Ester Labrador
Cuando encontramos un perro hay que llamar al 010 o? La Policía Local y ellos avisarán la perrera
No me pasaría por la cabeza abandonar un perro !, decía convencido Iker López, uno de los alumnos de 10 años de la Escuela Pi del Burgar de Reus. Los más pequeños lo tienen muy claro, pero lo curioso es que una vez nos hacemos mayores, hay personas que cambian de opinión radicalmente y terminan dejando en la calle a su perro. Una actitud que el 'Taller de civismo y tenencia responsable', organizado por la perrera y el cementerio de animales de compañía La última hogar, quiere evitar con una actividad que pretende extender a todas las escuelas de la comarca.
La primera de este curso ha sido la Escuela Pi del Burgar, un centro educativo que trabaja por proyectos y que, por tanto, los propios alumnos han podido elegir esta actividad. «Hemos pensado que sería bueno para ellos conocer de primera mano los perros que se han perdido o abandonado por concienciarlos», explicaba Conchita Sardà, tutora de uno de los grupos. Un total de 50 estudiantes de quinto y sexto de primaria del centro han participado.
«Sabéis qué hacer cuando nos encontramos un perro abandonado en la calle?», Preguntaba Cristina Prats, responsable de la Fundación de La última casa. «Hay que llamar al 010 oa la Policía Local y ellos avisarán la protectora de perros de la zona», explicaba al grupo de niños.
La última hogar comenzó su actividad en 1996 como cementerio y desde 2002 ha asumido también el rol de perrera. Actualmente, cuenta con más de 300 animales, entre perros y gatos. «La mitad de los animales que nos llegan han sido abandonados pero la otra mitad son perdidos y lo que primero hacemos cuando llegan es leerlos el chip», añadía.
Los niños, pudieron ver cómo se lee el chip de un perro, del que surge un número que introduciéndolo en el ordenador permite conocer los datos del propietario. Los alumnos escuchaban atentamente y algunos pudieron pasar, incluso, el lector. «Cuando el perro no tiene chip, todo se complica y entonces separamos aquel perro de los demás y esperamos 20 días para que el propietario pueda venir a recuperarlo», explicaba Cristina a los alumnos. Pasados estos 20 días, este perro dispone de dos vías: la adopción o el apadrinamiento. Y es que el objetivo de este taller es promocionar estas opciones entre los más pequeños. «Yo adopta un pero mi padre no me deja», comentaba uno de ellos mientras paseaban por la perrera. «Es un poco triste cuando ves tantos perros sólo porque ellos te pueden dar mucho amor», decía Miguel Ortiz, un alumno de quinto.
Los estudiantes pudieron jugar con los perros ya la vez «los educamos en valores de civismo y en el cuidado de los animales», explicaba Prats. «Nos han enseñado a limpiarlos», decía Julia Menéndez de 10 años y «que no les debemos abandonar nunca», añadía el Iker.
El año pasado, según la última hogar, se adoptaron cientos de perros y se apadrinaron cincuenta. «El apadrinamiento es una buena opción para un perro anciano y por una persona que no puede hacerse cargo durante mucho tiempo», explicaba Cristina.
Tener cuidado de 300 animales es muy costoso y los apadrinamientos colaboran con una cuota de 10 euros mensuales.
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