Aprovechando que estoy de baja desde mediados de septiembre, hice un par de talleres del método TNR ó CES (Cápturar-Esterilizar-Soltar), con el fin de gestionar dos colonias de gatos que hay en la zona donde vivo. Todo ha ido estupendamente gracias a la labor de la Clínica Veterinaria donde los han esterilizado y me dejaron en un buen precio las Ovariohisterectomías y las orquiectomías; la ayuda de las alimentadoras que no pusieron ninguna objeción y fueron un apoyo, algunos amigos del foro que me han ayudado en las capturas y el transporte; y a la pequeña Pétalo que los ha cuídado en el postoperatorio y acompañandome a alimentarles.
Entre las dos colonias hemos esterilizado once gatos:
La más numerosa, Pétalo la ha puesto el nombre “Fondo de Biquini”. Son ocho gatitos de momento, cuatro hembras (Arenita, Sra. Puff, Perla y Esponjita) y cuatro machos (Bob, Calamardo, Plankton y Gary). Arenita era muy sociable y la tuvimos en acogida hasta que le encontramos una familia de acogida donde está estupendamente.
La otra colonia, que llamamos “Parque de Camarmilla” tiene cinco gatitos, cuatro machos y una posible hembra, de los cuales ya hemos esterilizado tres (Raphael, Gaspar y Baltasar). Raphael también es muy sociable y cariñoso (está publicado en el foro) y por fín mañana sábado le llevaremos a conocer a su nueva familia que le van a adoptar.
Así todo va genial, pues observas que los gatitos están libres, les ves tomando el solecito y solo se acercan a una distancia prudencial, en el momento que les llevas comida en el punto de alimentación.
El peor trago lo pasé el martes pasado, cuando bajaba hacia casa de dar una paseo con mi perra y ví que cerca de donde subo a los comederos, en el terreno de los jardines, había un gatito tumbado boca abajo totalmente quieto. Me acerqué y comprobé que estaba muerto. Era Gary, uno de los gatitos que había esterilizado, el más viejito, pues le faltaban algunos dientes, además el marcaje en la oreja no dejaba lugar a dudas. Dejé a Heidi en casa y bajé con una bolsa y guantes para llevarlo a la Clínica Veterinaria, para ver si podían determinar la causa de la muerte. Tenía un golpe en la parte de la nariz y el ojo derecho que tenía cerrado y supuraba. Me dijeron que podía deberse a una pedrada o un atropello.
¡Joer! Me quedé hecha polvo. Pobre Gary, el día anterior había estado tomando el solete y bajando a comer tan tranquilito. Ya me habían comentado, que lo peor es cuando los encuentras muertos, pero no pensé que iba a suceder tan rápido, no estaba todavía preparada para pasar por ese trago.
Precioso Gary callejero, al menos disfrutastes de tu libertad los años que viviste.