Los niveles de hierro plasmático y/o la ingesta excesiva de hierro parecen constituir un factor de riesgo de cáncer particularmente en su forma colónica. En este aspecto hay convergencia entre los distintos estudios epidemiológicos, sin que hasta el presente pueda explicarse el mecanismo de la localización preferencial en este segmento del tubo digestivo.
Respecto a la asociación entre hierro y enfermedad coronaria los resultados no son tan consistentes como para el cáncer, y los diferentes métodos de medir el hierro agregan confusión a este dilema. Sin embargo, al analizar los diferentes estudios epidemiológicos la balanza se inclina a favor del hierro como marcador predictivo en la patología cardiovascular.
Pero sin duda es evidente que el hierro no es un elemento inocuo y volvemos a reiterar una de las conclusiones del trabajo de la Dra. Puntarulo: no suplementar la dieta con hierro excepto en casos de deficiencia demostrada por datos bioquímicos y bajo indicación médica.