Escaparon de la mano del operario que las llevaba en cajas como si fueran tornillos o algún objeto sin vida.
Bebés de gallinas que han tenido la suerte entre miles de congéneres que están siendo explotadas para el consumo de huevos y carne. Sus hermanas ahora viven hacinadas bajo la luz artificial sin descansar día y día, no hay noches para que los animales no paren de comer y sus cuerpecitos se desarrollen antes.
Fueron recogidas cuando la fábrica cerró y estaban agazapadas entre los desechos que para ellos no valían nada.
Algunas que en su día también pudieron escapar de la incubadora a la nave de crecimiento, no tuvieron tanta suerte y no encontraron una persona que se fijara en ellas, y las salvara.
Sus cuerpecitos estaban muertos desde hace días, posiblemente debido al frío porque al ser tan pequeñitas y no tener plumas no aguantan estas noches tan frías.
Solo estas 3 gallinitas tuvieron la suerte de ser encontradas con vida.
Bienvenidas: Enero, Febrero y Marzo
http://www.youtube.com/watch?v=M45wmxHK2o8
Diciembre no tuvo tanta suerte. Diciembre era un bebe de pollo. Nació como tantos otros sin madre. Calentados artificialmente en una incubadora. SIn mas sonidos que el ruido artificial de las maquinas.
Nació rodeado de miles de huevos que se abrían casi al tiempo, con bebes que nacían aturdidos por el sofocante calor y aterrorizados del lugar tan sombrío y antinatural que despertaba ante sus ojos. La desesperanza de miles de gritos de bebes llamando a las madres que nunca conocieron. Madres que nunca podrán volver porque nunca estuvieron.
Apenas hubo salido del cascarón fue el quinto que cogieron con la misma mano. Los arrojaron sin cuidado entre otros muchos pollitos a una cinta transportadora. Lo agarraron bruscamente y lo voltearon para ver las plumas de su pequeño cuerpecito. Era macho: No serviría para la producción de huevos así que su destino había acabado.
Lo tiraron al contenedor y una máquina aterradora aplastó miles de cuerpecitos rebosantes de vida en dos segundos.
Diciembre tuvo suerte y solo quedó aturdido entre el resto de cuerpos destrozados.
Al poco tiempo casi asfixiado quedó a oscuras entre lo que parecían cadáveres ensangrentados. Alguien levantó la tapa del cubo de basura y Diciembre pió.
Lo cogieron, esta vez con cuidado, y lo trajeron entre besos y lagrimas de emoción al Santuario
Diciembre tenía tantas ganas de vivir y nosotros de darle todos los medios y la protección necesaria para que pudiera hacerlo libre, sin explotación, haciendo lo que un pollito y más tarde un gallo tienen que hacer, vivir en un medio natural, eligiendo a donde caminar y que comida masticar. Dormir o cantar, tomar el sol o enterrarse en paja. Jugar y correr con gallinas y otros animales que afortunadamente pueden compartir un espacio así.
El bebé Diciembre murió pocos días después de ser libre. Su cuerpecito débil no aguantó y su vida apenas había empezado.
Historias como esta son el producto de las fábricas de explotación para huevos.
Animales muertos.