Iniciado por
anima
Hoy he tenido que presenciar el primer contacto con la explotación animal de mi módulo. Parece absurdo decirlo, pero me he sentido tan dañada y tan impactada de la normalidad con la que lo ve la gente, que me he tenido que volver a casa, enfadada con el mundo y pensando en que, si nadie me entiende, voy a sentirme un ser extraño toda mi vida... ¿Por qué nadie lo entiende? ¿Por qué no son capaces de entenderlo, de replanteárselo?
Justamente este año les ha dado por construir instalaciones y meter animales. Pues bien, han instalado jaulas de mierda de cria de conejos, diminutas, en una habitación donde no les da la luz siquiera. El profesor ha dicho "aquí criaremos razas de conejxs..." Y me he desbordado y no he querido seguir dando clase.
La gente ha entrado allí, han empezado a poner unas tuberías de no sé qué, mientras yo, en el aula de al lado, me sentía un extraterrestre. He llegado a casa y no he tenido fuerza, no puedo dejar de llorar, porque no entiendo que no vean la situación como algo repudiable.
Hasta ahora he intentado cambiar, poner una barrera entre el vegetarianismo y el resto de la gente, porque sé que lo raro en mi vida es que me encuentre con alguien con quien ideológicamente me pueda entender...
He intentado ser cordial, abierta, desaparecer cuando de esos temas se trate.. Pero ya no puedo más, no puedo separarlo, porque cada vez que alguien menciona algún tema así, no puedo evitar mirarles con cara de asco y sentirme completamente descolocada.
Hoy ha sido esto, y ayer fue un compañero de clase preguntándome que si sabía dónde comprar un conejo... Ese mismo compañero que ayer buscaba dónde comprar un conejo como "mascota", hoy estaba colaborando a lo que mañana será la cria, explotación y supongo que disección de otro conejo, eso si, destinado a experimentación o a carne.
Después de esto, no tengo ganas de nada. Me siento tan vulnerable, tan sola y tan cabreada con todxs ellxs... Y sé que es algo con lo que voy a tener que vivir, y no sé cómo hacerlo.
¿Cómo lo sobrelleváis?
No tengo fuerzas