Hay dos puntos importantes en ese artículo que no reflejan en modo alguno mis palabras ni la postura de Igualdad Animal como cualquiera que visite nuestra web MATADEROS.info podrá comprobar. Estos puntos ya los he puesto en conocimiento del autor del artículo quien correspondientemente nos ha pedido disculpas al respecto, algo que le agradezco sinceramente, así como el interés que mostró por nuestra investigación.
Dado que esas afirmaciones todavía permanecen publicadas sin ser corregidas y podrían atribuírsenos en el futuro erróneamente, paso a explicarlas:
"Según el activista, las descargas deben aplicarse en las sienes de los animales para que la corriente sea más efectiva y evitar sufrimiento."
Yo cité lo que dicen los veterinarios y manuales de zootecnia sobre el aturdimiento eléctrico de cerdos. Citar sus palabras no implica en modo alguno que comparta su contenido. En Igualdad Animal nos oponemos a la utilización de los demás animales de cualquier modo. Esto incluye el que rechacemos que se electrocute a los cerdos u otros animales, ya sea de un modo u otro y ciertamente no seré yo quien diga dónde deben aplicarle las descargas. Nosotros defendemos el veganismo o el rechazo a la explotación animal como una consecuencia necesaria de respetar a esos animales como merecen.
El otro punto es la siguiente afirmación:
" Entre sus reclamaciones aluden al respeto incluso verbal de los animales. 'Los empleados incluso insultaban de manera sexista a los cerdos', denunció Valle"
Lo que dije en un momento dado fue que los matarifes realizaban comentarios sexistas (aparte de bromas, cantar, animarse unos a otros a tratar con violencia a los animales reticientes a caminar, etc.). Obviamente estos comentarios sexistas se dirigían a las mujeres, no a los cerdos, quienes al igual que los bebés por ejemplo, no comprenden el contenido de sus palabras y no se ven afectados por ello, aunque sí por el volúmen, tono, etc. y sufren igualmente por recibir gritos y golpes.
Finalmente me gustaría comentar que el empleo del término "radical" resulta tendencioso dado que da la impresión de que somos fanáticos incapaces de razonar y defender adecuadamente la postura que mantenemos. Es curioso que se considere radical a quienes simplemente no quieren hacer daño a otros animales capaces de sufrir como nosotros, que promovemos el respeto hacia los demás (incluyendo a los animales humanos por supuesto). Si el término "radical" pretende significar que vamos a la raiz de la cuestión creo que el uso popular de carácter negativo debería haber sido tenido en cuenta y buscar un sinónimo. Si ese término pretende indicar que somos una minoría, hubiera servido con decir que somos una minoría (si es que eso es relevante para valorar nuestras palabras), por cierto, al igual que muchas otras minorías que nunca son tachadas de radicales.
Aunque los veterinarios aseguren que velan porque los animales no padezcan estrés, eso no implica que realmente puedan conseguirlo ni que sea de facto así. Los animales sufren desde el momento en que nacen hasta que mueren, cuando viven entre excrementos privados de movilidad, confinados o incapaces de ver la luz del sol, cuando son mutilados (les cortan el rabo, les arrancan los dientes, les cortan parte de las orejas, les castran sin anestesia, etc.), cuando son separados de sus familias, cuando padecen los efectos del engorde rápido que deja exhaustos sus cuerpos, cuando sus cuerpos se irritan terriblemente por las sustancias irritantes de los excrementos sobre los que viven los pollos durante toda su corta vida, cuando son metidos en los camiones, en los corrales de los mataderos, etc. Los veterinarios suelen ignorar lo que se hace con los animales vivos, ya sean degollados plenamente conscientes, reciban patadas, etc. Lo sé porque lo he visto con mis propios ojos. Por otro lado, uno de los motivos más importantes por los que se supone que evitarían el estrés es porque ello afecta a la calidad de la carne tal y como ellos mismos me reconocían (por la segregación de hormonas en situaciones de estrés que afectan a la carne).
Más que abogar por la abolición de la ley de bienestar animal lo que abogamos es porque cada uno de nosotros y nosotras dejemos de utilizar animales. Que veamos esas imágenes, nos pongamos un momento en el lugar de las víctimas y pensemos lo que debe sentir y si nos gustaría pasar por lo mismo para que alguien disfrute unos minutos de un sabor.