Ha llegado el momento para que, individualmente y como grupo, reconsideremos nuestros hábitos alimenticios, nuestras tradiciones, modas y estilos, y sobre todo nuestro pensamiento.
Si hay algo de verdad en el dicho: “Con la moneda que pagues, te pagarán” ¿Qué es lo que consiguen ellos a cambio de su dolor? ¿Acaso tan siquiera lo hemos pensado?
Si con la moneda que pagamos nos pagarán ¿Qué precio pagaremos por su dolor?
Ellos son habitantes de la Tierra, tiene el mismo derecho de estar que los seres humanos.
Quizás la respuesta se encuentre en otro antiguo dicho, que es igualmente cierto:
“Aquello que siembras, recoges”
Entonces, por supuesto que los animales sienten, y por lo tanto sienten dolor. ¿Acaso la naturaleza los habría dotado con tantas posibilidades de sentir, para que no sintieran? Será que tiene nervios para ser insensibles
La razón exige una respuesta mejor. Pero hay algo que es absolutamente cierto. Los animales utilizados para alimento, vestimenta, entretenimiento y experimentos científicos, todos ellos sujetos a la opresión, mueren con dolor, todos y cada uno de ellos.
No es suficiente con que los animales vivan huyendo permanentemente del progreso y de la expansión humana. Ya para muchas especies sencillamente no queda donde ir. Pareciera que el destino de muchos animales es ser despreciados por el hombre, mientras que otros son codiciados.
Parecemos amos de la Tierra, esgrimiendo tanto el poder del terror como el de la misericordia. Pero los humanos deberían de amar a los animales así como los sabios aman a los inocentes, y los fuertes aman a los vulnerables.
Cuando nos incomodamos ante el sufrimiento de los animales ese sentimiento habla bien de nosotros, aunque lo ignoremos. Y aquellos que desprecian el amor hacia nuestras criaturas compañeras como un mero sentimentalismo pasan por alto un valor bueno e importante de la humanidad.
No somos peores humanos al mostrarnos benevolentes con un animal. Ciertamente esta a nuestro alcance la posibilidad de darles una vida larga y feliz.
El Rey Lear le preguntó a Gloster:
“¿Cómo ves el mundo?”
Y Gloster, que era ciego, le respondió:
“Lo veo con el sentimiento.
Lo veo con el sentimiento”
Existen tres fuerzas primarias de vida en el planeta: La naturaleza, los animales, y la humanidad.
HAZ(ed) LA CONEXIÓN