Veréis, hace poco tuve largas conversaciones sobre el veganismo con un amigo al cual respeto un montón, digamos que es un ser pensante no adepto del borreguismo social, con sus propias normas, que sabe escuchar, que debate muy bien, y muy respetuoso. Vamos, la típica persona con la que da gusto discutir.
El tema es que él me decía que comprendía perfectamente mis puntos de vista, y que pese a no habérselo planteado nunca, decía que tenía mucho sentido. ¿Qué pasa? que es una persona a la que no le gustan los animales. Le dan grimilla todos y cada uno, hasta los cachorritos más adorables (algo le ha debido de pasar en la infnacia, aunque dice no recordar nada). Además, tiene alergia a todos los peludines y miedo irracional a los perros y los pájaros :eing:
Ésa es la razón por la que decía que le era imposible empatizar con la causa. Sus relaciones vitales con los animales desde que nació eran comérselos cuando estaban muertos y sentir desagrado cuando estaban vivos (perdonad el ser tan explícito).
Sin embargo hace unos pocos días me dio la gran noticia de que había decidido hacerse vegano. Dice que es una cuestión de justicia, que lo considera más justo aunque no empatice con los seres implicados, sus palabras: "tampoco empatizo especialmente con una niña que aún ni existe y a la que van a aplicar la ablación de clítorix cuando llegue el momento, y me opongo firmemente".
Obviamente estoy encantado con su decisión, ¿pero qué os parece? ¿lo habíais visto antes? me parece interesante porque es un ejemplo a poner a unas cuantas personas que conozco y que me han argumentado como él en un principio, pero que se han quedado alimentándose como siempre.
¡Saludos!