No, no, eso te lo has sacado de la manga. A mí el sufrimiento de los animales no me importa más ni menos que el de los (otros animales) humanos, el sufrimiento es sufrimiento, y lo es para cualquiera que pueda padecerlo. Otra cosa es que si miramos a nuestro alrededor queda claro que los animales no humanos son los que salen (de largo, y trágicamente) más perjudicados a causa de su explotación. Eso no minimiza la importancia de la explotación humana, no veo qué necesidad hay de priorizar, como si una cosa estuviera reñida con la otra. Tampoco sé de dónde has sacado que no me preocupo por la procedencia de los productos que consumo, incluidos los juguetes de mi hija. Aunque, lo confieso, estoy lejos de la santidad, incluso de la santidad vegana. Muchos hacemos lo que podemos para no dañar a los demás, y seguro que en ese intento hacemos un poco de bien por aquí y al mismo tiempo un poco de mal por allá. Para mí es importante asumir eso. No hace falta que nos hagamos el harakiri, pero tampoco que intentemos justificar cosas que causan dolor y que por lo tanto están mal, y menos apelando al respeto.
Lo de la carne ecológica lo dejo correr porque aquí no toca. Me pone tristísima oír hablar de dignidad en el asesinato, de un animal que ni siquiera ha tenido una posibilidad de luchar por su vida.
O yo me explico muy mal o no hay ningunas ganas de entenderme. Te planteo una pregunta: si tu hijo de un año encuentra un pajarito en el campo, lo coge y empieza a tirarle fuertemente de las plumas? Le dejarás? Es libre, no debes coartarle con tu moral, está experimentando el mundo, y sin remordimientos, yuju! Un niño de un año no debe percibir muchas diferencias entre los intereses de un ser vivo y los de una caja de cartón.
Yo no alimento a mi hija con vegetales porque sí (insistiré por última vez en esto), lo hago porque no quiero que mueran más animales, porque ella no lo necesita, porque no puedo pensar en comprar un trozo de animal muerto y dejarlo en mi nevera, y así se lo explico a ella (con cura, de modo que pueda entenderlo), cuando me pregunta. No le doy un pollo para comer del mismo modo que jamás le daría a uno de nuestros gatos, a los que ella quiere, como querría al pollo, seguramente, si lo conociera. Paradójicamente, son los padres de niños omnívoros los que a menudo se pasan el día inventando triquiñuelas para que sus hijos coman carne (haciendo lo posible para que no identifique aquello con un animal que estuvo vivo algún día), hasta en el momento en el que el mundo que les rodea hace que su empatía se hunda y se esconda en algún lugar dentro de ellos. No se trata de imponer nada, ni de "porque yo lo digo", ni de ir a vigilarlos al patio del colegio cuando tenga cinco años para evitar que le inquinen el diente al bocadillo de su amigo, se trata de vivir en coherencia con aquello que creemos y sentimos.
El asunto de la socialización surge cíclicamente en este subforo. Lo de mi bienestar no sé qué viene, y respecto al bienestar de la infancia de los niños, sí, que los niños sean todos rubios y risueños y guapos, y que ninguno lleve gafas, escondamos a los que pesen demasiado, si uno tiene dos padres del mismo sexo mejor que le metamos en un internado, que no haya críos tímidos, ni demasiado listos, ni niños confundidos, que no haya nadie distinto. Ya verás tú que mundo feliz.