Mi única experiencia con mochilas fue un desastre total (ya aviso de entrada que
no era ergonómica) Nos la prestaron unos amigos de mis suegros. Bueno, pues al principio no la podíamos usar porque la peque se quedaba hundida allá adentro y además no le sujetaba la cabeza. Cuando ya creció, el problema fue que era incomodísima de llevar: tenía unas correas que salían de los hombros, se cruzaban en la espalda y volvían adelante, de manera que todo el peso recaía en los hombros y la parte alta de la espalda. La única vez que la usé, por aquello de no criticar sin probarla, creí que me moría. Me daba la sensación de que Alicia pesaba el doble que en el fular... No paraba de pensar: "menos mal que 1) no hemos pagado por esta caca y 2) tenemos el fular.
Lo que acabó de cabrearme fue que en la caja, donde las instrucciones, explicaba que a partir de los 5 meses... ¡se podía poner al bebé en el sentido de la marcha!
O sea, que se pasaban por el forro el hecho de que el bebé tiene la espalda en forma de C y que la posición adecuada de las piernas es abiertas y con las rodillas más altas que el culo. Pensaban que se puede llevar a un bebé colgando como quien coge a un gato por la piel de la nuca...
Me indignó pensar que muchos padres que tengan poca idea de porteo habrán comprado esa mochila simplemente porque es de una de las marcas clásicas de cosas de bebé (Chicco), a los pocos meses habrán visto que no hay manera de cargar así a su hijo y habrán pensado "hala, chato, a la sillita, que pesas mucho para llevarte a cuestas"