El Comité Permanente de la Convención Internacional para la Protección de Especies Amenazadas (CITES) anunció hoy la creación de un Plan de Acción para el Elefante Africano, con el que pretende aumentar el control sobre la caza furtiva de esta especie y frenar el comercio ilegal de sus colmillos.

El comité de la CITES concluyó hoy en Ginebra sus reuniones anuales en las que, durante toda la semana, participaron más de 300 representantes de los 172 países miembros de la convención, de organizaciones no gubernamentales, cuerpos intergubernamentales y empresas.

El secretario general de la CITES, John Scanlon, explicó en rueda de prensa que la caza furtiva de elefantes alcanzó el pasado año sus niveles más altos desde 2002, lo que ha puesto en serio peligro la supervivencia de los elefantes, especialmente en África Central.

Por ello, con el Plan de Acción para el Elefante Africano se pretende impulsar medidas de control para frenar la caza furtiva de estos animales y para perseguir el tráfico ilícito de marfil, que puede alcanzar en los mercados ilegales precios incluso más elevados que la cocaína.

"Si a esto se suma que las penas por estos delitos son mucho más laxas que en el caso del tráfico de drogas, el resultado es que el comercio ilegal de marfil se convierte en un negocio seguro y rentable para los criminales", subrayó Scanlon.

El plan de acción acordado en estas reuniones cuenta ya con las aportaciones económicas de Holanda, Alemania y Francia y, según dijo Scanlon, el objetivo es alcanzar los 100 millones de dólares en tres años, al tiempo que recordó que la falta de fondos es uno de los mayores problemas para la CITES.

Según los datos de la CITES, China, Tailandia y Vietnam son los principales mercados donde se vende el marfil, procedente en su mayoría de colmillos de elefantes y cuernos de rinocerontes de países africanos como Nigeria, la República Democrática del Congo o Suráfrica.

Por ello, desde la CITES instaron a esos países asiáticos a incrementar su control sobre el comercio ilegal de marfil dentro de sus fronteras y perseguir a los traficantes, ya que, en caso contrario, se les impondrían sanciones como ya ha ocurrido con Gabon y Somalia.

El comercio ilegal de marfil también está poniendo en peligro la supervivencia de los rinocerontes, cazados furtivamente para conseguir sus cuernos, una situación que según la convención está "fuera de control", aunque de estas reuniones no ha salido ningún acuerdo concreto para frenar la progresiva desaparición de este animal.

La CITES afirma que la caza furtiva de rinocerontes ha experimentado un crecimiento exponencial, ya que en 2007 se mataron de manera ilegal 13 rinocerontes, 83 en 2008, 122 en 2009 y 330 en 2010 y que Congo, Mozambique, Zimbabue, Suráfrica, India y Nepal son los países más afectados por estas prácticas.

Según un informe del Gobierno sudafricano, país con la mayor población de rinocerontes, 174 de estos animales han sido cazados ilegalmente en los seis primeros meses del año.

Sin embargo, desde la CITES elogiaron el trabajo de las autoridades surafricanas para poner fin a la caza furtiva de rinocerontes, ya que en lo que va de año han sido detenidas 122 personas sospechosas de estas prácticas en el país surafricano.

El comercio ilegal de cuernos de rinoceronte en Asia ha sido la causa principal del incremento de la caza furtiva de estos animales y pone en peligro la recuperación de la población de esta especie, que había crecido notablemente desde la década de 1990.

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