1. La señora Hoffmann, tuvo un sueño, en donde veía a su hijo, que murió y había sido sepultado, vivo en el ataúd
En 1865 en una granja de Wisconsin, un médico certificaba la muerte de Max Hoffmann, un niño de cinco años quien a juicio del doctor había contraído el temible cólera. Nada había podido hacer para evitar el fatal desenlace. El cuerpo fue sepultado. Aquella noche, la señora Hoffmann tuvo una horrible pesadilla. En ella veía a su hijo retorciéndose en el ataúd, esforzándose por salir. No bien despertó, contó a su esposo el sueño, pero el hombre no hizo caso, pues pensó que todo era consecuencia de la emoción sufrida durante el día. Pero como la pesadilla se sucedió la noche siguiente, se levantaron ambos de la cama y se dirigieron al cementerio. A la luz de una linterna desenterraron el ataúd. Al abrirlo vieron el cuerpo del niño retorcido, tal como la madre lo había visto en su sueño. El padre lo cargó en sus brazos y lo llevó al médico. Aun tenía signos de vida. Media hora después el niño despertaba.