En una parcela de 48.000 metros cuadrados, situada en el paraje de Cañada Hermosa, están las flamantes instalaciones de El Cobijo, una protectora de animales que ha surgido de la cuestionada y problemática asociación Proaniplant.

Antiguos socios de Proaniplant han formado una nueva directiva presidida por la italiana Rosana Guzzo, con Yolanda Martínez Pablos como coordinadora y Puri Pablos como miembro de la junta, para darle un giro de ciento ochenta grados a la antigua protectora, cuya gestión ha sido muy cuestionada, y conseguir un pequeño oasis de felicidad para los animales abandonados, en un nuevo centro bautizado que lleva por nombre El Cobijo, y en el que ya hay lista de espera desde el pasado 2 de julio.

Las plazas para perros y gatos en El Cobijo ya están al límite y hasta que no se produzcan adopciones no pueden recibir más animales, con el fin de salvaguardar la calidad de vida de los que ya están acogidos.

Según afirma Puri Pablos, «una protectora no es un basurero dónde cualquiera puede depositar los animales que estorban o que ya no se quieren, sino un centro dónde los animales reciben la atención que necesitan, disponiendo de espacio, comida y cuidados sanitarios, mientras se les gestiona una posible adopción en condiciones óptimas».

Añade que «por eso, estamos limitados por el espacio y la disponibilidad económica. Si acogiéramos todos los animales que nos llegan, se produciría una situación inaceptable en cuanto a calidad de vida, por hacinamiento y falta de recursos».

En las instalaciones de El Cobijo de Cañada Hermosa hay en la actualidad ciento diez perros y veinte gatos, algunos de ellos con evidentes señales de haber sufrido malos tratos y otros con aspecto famélico, por haber estado vagabundeando desde que fueron abandonados a su suerte, sin haber encontrado suficiente alimento.

Unos 300.000 euros se han invertido en las instalaciones de El Cobijo, que sumados a los 48.000 euros que ha costado la parcela, suponen una importante cantidad que ha sido financiada mediante un préstamo concedido a la protectora por Cajamar. Según Puri Pablos, la entidad financiera se ha mostrado sensible con la situación precaria de los animales y les ha dejado el dinero que tendrán que devolver mediante las aportaciones de socios y donaciones. Un largo camino a recorrer.

Mientras, en El Cobijo perros y gatos disfrutan con su nueva situación. Se han construido tres naves de boxers para perros, con una zona cubierta, donde tienen sus comederos y bebederos automáticos, y otra abierta dónde los animales se mueven con relativa libertad. Se han plantado moreras, que en un futuro les prestarán sombra y aire fresco, aunque ahora todavía no han desplegado sus ramas y hojas. Se han instalado paneles de energía solar, para la luz y un gran depósito de agua.

Frente a los bóxers está la zona de paseo, una parcela también ajardinada en la que los voluntarios sacan a pasear a los perros, incitándolos a jugar para que hagan ejercicio, mientras otros voluntarios se ocupan del aseo de los recintos.

La zona destinada a los gatos es también una nave en la que se han ubicado los cestos o camas para su descanso, con juguetes y aparatos para que afilen sus uñas o trepen. Se mantienen las ventanas abiertas y por ellas entran y salen los gatos, con completa libertad, a su zona de recreo, en la que hay oliveras que los acogen entre sus ramas.

'Hada' es una gata negra, de ojos verdes, muy cariñosa. En cuanto alguien se acerca a su zona, 'Hada' acude ágil presentando su lomo para que se lo acaricien. Está pidiendo amor. También hay una camada de gatitos recién nacidos, uno de ellos, con ocho días está siendo alimentado con biberón, porque no tiene madre. Yolanda apuntó que iban a tratar de acercárselo a una perra, que ya ha destetado a sus crías, pero todavía sus mamas producen leche, para ver si lo quiere alimentar.

También los perros, en cuanto notan alguna presencia cerca de sus boxers, salen a su patio mostrando alegría, y reclamando alguna caricia.

Con y sin pedigrí

Hay perros de varias razas y tamaños, algunos con pedigrí, y otros son el típico callejero en el que se mezclan mil pelajes. Según Yolanda Martínez, en el abandono de animales no hay distinciones. Lo mismo lo sufre un perro, por el que en su día pagaron un alto precio, que otro vulgar, sin raza definida. El desamor les alcanza a todos por igual, no ocurre como con los humanos, que posición y cuna atraen el aprecio y la fortuna.

Yolanda apunta también que, según los datos estadísticos, en España se abandonan 100.000 animales todos los años, y en Murcia unos 5.000. Y añade que «esa situación es bochornosa e inaceptable. Incomprensible para ciudadanos de otros países como Inglaterra, o Alemania, cuya cultura les impide dar ese trato vejatorio a perros y gatos».

Respecto a los gustos para adoptar, los españoles suelen demandar cachorros, que «muchas veces nos son devueltos cuando crecen, alegando cualquier problema, porque realmente el adoptante se ha cansado de ellos, de la responsabilidad y molestias que pueda ocasionarles su cuidado». Los extranjeros, al revés, «suelen pedir animales adultos, muchas veces con taras, porque saben que son los más difíciles de colocar, y son los que necesitan más cariño.

En las instalaciones de El Cobijo hay también una sala de reuniones, dónde se realizarán diversas actividades que tienen planeadas, una sala de veterinario, para las curas, vacunas y esterilización de los machos, y unos vestidores para los voluntarios que acuden a atender a los animales. Además hay una vivienda que ocupa durante la semana un voluntario, que actúa como vigilante nocturno, y que es relevado los fines de semana otra persona.

Todo el trabajo que se realiza en la protectora es gratuito, carecen de personal remunerado. Solo el veterinario, Antonio Egea, cobra por su labor profesional, aunque les hacer un precio muy especial.

http://www.noticias.com/original/un-...onados.1223705