Apto para veganos/vegetarianos
Categoría: Postres y Dulces
Ingredientes
Para 4 personas
Para el relleno
- 600 g de cerezas (que limpias y deshuesadas se quedarán en algo más de 500 g)
- 2 o 3 cucharadas de azúcar moreno (dependiendo de lo dulce que sean las cerezas y de lo golos@ que seas tu)
- 1 cucharadita colmada de maicena
Para el crumble
- 50 g de harina
- 30 g de azúcar moreno
- 30 g de margarina
- 1 cucharadita de canela en polvo
- 2 cucharaditas de cacao en polvo (opcional, aunque recomendable si te gusta el chocolate)
- 1 pellizco de sal
Preparación
Calienta el horno a 200 ºC. Lava las cerezas (elígelas maduras y de buena calidad al comprarlas) y deshuésalas (no hace falta ningún gadget especial para poder hacerlo, basta con cortar las cerezas por la mitad alrededor del hueso, usando un cuchillo bien afilado). Corta en dos las mitades ya deshuesadas. Ponlas en un cazo y añádeles el azúcar y la maicena y mezclalos bien con las cerezas. A fuego medio, cuécelas hasta que comiencen a ablandarse un poco (3-4 minutos, dependerá de lo maduras que estén) y a soltar su jugo, teniendo cuidado para no pasarte de cocción. Retira del fuego.
Unta con margarina un molde mediano (de vidrio o cerámico, no metálico) o cuatro moldes individuales pequeños. Acomoda en ellos las cerezas, escurriendo el jugo si han soltado demasiado (y que puedes usar para endulzar un té o un café o para hacer una vinagreta).
Para preparar la cobertura de migas (que se llama streusel), pon en un cuenco la harina, el azúcar, la canela, el cacao (si lo usas, yo hice dos con cacao y dos sin él) y la pizca de sal . Mezcla todo bien, añade la margarina y combina todo con las yemas de los dedos, hasta conseguir una textura como de arena húmeda, similar a unas migas. Cubre bien la fruta con esta mezcla, sin aplastarla, que quede suelta. Hornea unos 15-20 minutos, hasta que la superficie esté bien dorada y la fruta burbujee. Deja enfriar y sirve templado... o frío, está igual de bueno. Lo tradicional es acompañarlo de un buen par de cucharadas de natillas (no hay nada más british que usar la de Bird's, que además es vegana) o con helado de vainilla (que aporta un delicioso contraste de temperaturas).
Notas
La costra puede hacerse con harina (en su versión original y más modesta), sustituir parte de la harina por copos de avena (quedará más crujiente), añadir un poco de nueces o almendras en polvo o picadas o hacerla directamente con migas de galleta en vez de harina (con speculoos queda de muerte). También puedes jugar con las especias... canela, cardamomo, jengibre en polvo... aunque siempre con moderación: el secreto de un buen crumble es usar fruta de temporada y no complicar la receta con ingredientes sofisticados.
Crumble de cerezas
(Cocinamos Sin Crueldad de junio, en el que desde Qué hago con mi cesta de verduras proponían utilizar productos (vegetales, claro) locales y de temporada)
Parece ser que los crumbles nacieron del racionamiento de alimentos en Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los ingredientes para las bases de las tartas tradicionales (harina, mantequilla y azúcar) escaseaban y se inventó este humilde pastel, mucho más económico y fácil de realizar. Un crumble (crumble significa desmenuzarse) consiste en una base de fruta (si es dulce) o verdura (en su versión salada) que se cubre con una capa de harina, mantequilla y azúcar mezclados formando unas migas y que se hornea, resultando en una base de fruta tierna y jugosa y una costra crujiente, que se desmenuza al ir a comerla. Los crumbles más tradicionales suelen hacerse con frutas algo ácidas (manzana, ruibarbo, ciruelas, cerezas...) y los salados, con hortalizas al gusto del cociner@.
No son muy fotogénicos, pero se les perdona porque están buenísimos. Los crisp y cobbler norteamericanos son postres muy similares.