Hola:
Se pueden hacer fotos de la Luna bastante aceptables a través de unos prismáticos (a veces es recomendable usar el zoom de la cámara), aunque para ello es casi imprescindible el uso de un trípode (o algo que pueda realizar su función). Os recomiendo que le echéis un vistazo a la Luna con unos prismáticos cuando esté en fase menguante o creciente: veréis bastantes cráteres en la zona entre la noche y el día lunar (terminador).
Los eclipses de Luna han aportado mucha información a la Humanidad a lo largo de la Historia:
- Antes y después de la totalidad del eclipse, que es cuando el Sol, la Tierra y la Luna están completamente alineados, podemos ver la silueta de la Tierra proyectada sobre la Luna. Esto que parece una tontería permitió a los antiguos griegos descubrir que el radio de la Tierra es casi cuatro veces más grande que la Luna, tal como nos muestra su sombra: como conocían el radio de la Tierra (mediante otro cálculo realmente fascinante), podían conocer el radio de la Luna y, aplicando sencillas reglas matemáticas (trigonometría), incluso conocer la distancia Tierra-Luna con bastante precisión.
- Si nuestro planeta no tuviera atmósfera los eclipses totales de Luna serían siempre negros, pero nuestra atmósfera filtra y desvía los rayos de Sol. Imagina que estamos allí, en la Luna, mientras se produce la totalidad: ¿qué veríamos desde allí?, veríamos a nuestro planeta, cuatro veces más grande que vemos la Luna, totalmente oscuro (el Sol se encuentra detrás), pero veríamos un anillo anaranjado que lo envuelve, que corresponde a la fina capa de aire que compone nuestra atmósfera. No sería un anillo perfecto, sino que en algunas zonas habrían interrupciones (nubes altas). Mirando a la Tierra, tumbados en el anaranjado suelo lunar, estaríamos viendo todos los amaneceres y los atardeceres de la Tierra de ese momento, a la vez. Es esa luz, la procedente de esa fina capa de aire, que desvía y filtra la luz del Sol, la que ilumina débilmente la superficie lunar durante la fase de totalidad del eclipse.
- La tonalidad e intensidad del eclipse nos da valiosísima información acerca de las altas capas de la atmósfera (sobre todo cuando aún no disponíamos de satélites artificiales): cuando hay mucha actividad volcánica o muchos incendios en el planeta, se libera una gran cantidad de gases y cenizas a la estratosfera, a decenas de miles de metros de altura. Esas partículas se dispersan por la atmósfera y son capaces de bloquear una pequeña fracción de la luz del Sol, lo que genera eclipses más oscuros, y modificar el color, ya que la luz del Sol se refleja en esas pequeñas partículas de cenizas grisáceas y oscuras. En años con muchísima actividad volcánica se han llegado a ver eclipses de Luna de color azul, aunque lo habitual es que sean anaranjados (del casi blanco amarillento al naranja oscuro-marronoso). También es importante aclarar que los eclipses de Luna que se producen cuando la distancia Tierra-Luna es mínima son más oscuros que los que suceden cuando esa distancia es máxima, es algo que también tienen en cuenta de cara a analizar la información del eclipse.
- Si el plano sobre el que la Tierra se mueve alrededor del Sol fuera el mismo que el que usa la Luna para moverse alrededor de la Tierra, cada 14 días habría un eclipse de Sol precedido por otro de Luna, 14 días después. El hecho de que los eclipses de Luna, pero sobre todo los de Sol, sean relativamente inusuales se debe a que el plano Tierra-Luna está inclinado unos 5º respecto al plano Sol-Tierra.
Aunque la contaminación lumínica (la producida por las luminarias mal diseñadas y por el exceso) sea un verdadero fastidio, la observación de los eclipses de Luna no se ven especialmente perjudicados porque se trata de un fenómeno muy luminoso, así que puede verse sin ningún problema desde las ciudades, aunque nada como un lugar oscuro para verlo.
A ver si hay suerte y las nubes nos permiten verlo. Saludos