Es imposible mantener a ultranza la posición ética de no matar, pero podemos vivir con la intención de causar el menos sufrimiento posible. Simplemente al respirar, matamos organismos microscópicos, aunque de forma incosciente claro.
Os voy a contar un suceso real muy parecido a lo que sucedió hace unos meses en la cocina de mi piso.
En una ocasión, la gente de un centro budista de Canadá encontró unas cuantas cucarachas en las dependencias del centro. Como buenos budistas y meditadores, decidieron no matar las cucarachas y tratar de convivir con ellas, expulsándolas fuera de vez en cuando. Pero, con el paso de los meses, el número de cucarachas aumentó hasta que había tantas que el centro era casi inhabitable. Finalmente tuvieron que llamar un servicio especializado que mató cientos de cucarachas. En el cómputo final de vidas perdidas, habría sido mucho mejor acabar con las primeras cucarachas.
En mi propia experiencia, mi piso no se convirtió en inhabitable, porque estaban todas localizadas en la cocina, de esas cucharachas marrones más pequeñas que las de alcantarilla, pero llegó un momento que me las encontraba por todas partes, dentro del frigorifico, por el congelador (que no se, como aguantaban el frío), la despensa. Cuando ibas por la noche y encendías la luz la veias tanto pequeñas como más grandes correteando por la encimera rápido a esconderse. ¡Hasta en la pantallita donde indica la temperatura, tiempo y peso de la termomix había una, que casi no me lo podía creer! :eing:
Una tarde encendí el horno y al calentarse a 250 g subieron al reloj con plastico que hay arriba donde va corriendo el tiempo que pones, eran de las chiquitinas, pero no pudieron salir y murieron de la alta temperatura.
Al final tuve que tomar una determinación y me acordé de la historia del centro budista, pues al final puse unas gotitas de un producto que pedimos por internet para que al menos fuera ecologico, por algunos puntos de la encimera y los muebles y empezaron a aparecer muchísimas muertas o moribundas. Para mi ha sido un disgusto. Ahora intentaré localizar el agujero por donde han podido entrar, para no volver a encontrarme con el dilema.
Última edición por Musgo; 10-jun-2011 a las 17:00
"La indiferencia es la parálisis del alma, la muerte prematura". Chéjov