He leído la entrevista y este argumento no me ha gustado en absoluto:
-¿Podría explicar por qué “las relaciones entre el canibalismo y el asesinato volvían poco convincentes las opiniones de los vegetarianos”, como escribe?
-Algunos vegetarianos tienen problemas con el simple hecho de comer cadáveres. Yo no estoy de acuerdo con esto. Si uno comiera carne extraída de animales muertos de muerte natural, yo la comería. Porque el problema es matar para comer y no el hecho de comer cadáveres.
En cambio me ha encantado la forma de explicar esto otro:
Usted explica en su libro que un “evento trágico” la modificó por completo. Sabemos luego que fue la lectura de “Comer carne”, de Plutarco. ¿Qué es para usted un “evento trágico” y cuál, la particularidad de esa obra de Plutarco?
-La noción de “evento trágico” que utilizo es muy clásica. El evento trágico es el que nos muestra que hemos cometido un acto terrible, un acto que no estábamos en medida de asumir sin saber que lo habíamos cometido, como Edipo. Es la información que nos permite saber lo que hicimos y sentirnos responsables, sujetos de tales actos. Plutarco me arrancó de mi ceguera. Me mostró que la noción de carne es una impostura, que “carne” es el nombre que le damos a nuestra voluntad de no ver que matamos animales para comerlos sin que tengamos ninguna necesidad de hacerlo, y señala nuestra responsabilidad en este acto. Porque para poder comer “carne” necesitamos disociar el proceso que permite hacerlo. Tenemos que olvidar que tuvimos que matar a un ser que quería vivir. Plutarco utiliza una metáfora que viene de Homero y dice que la vaca muge “todavía” cuando vemos el asado en nuestra mesa.